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Un estudio ha descrito qué provoca en las fases tempranas de la enfermedad de Alzheimer (EA) la pérdida de dinamismo y posterior deterioro de las espinas dendríticas, es decir, qué papel desempeña el citoesqueleto de actina de estos compartimentos y cómo responde ante la presencia de péptidos de β-amiloide, el componente más comúnmente asociado con la EA.
Uno de los componentes del citoesqueleto son los filamentos de actina, que están anclados pero en continuo movimiento, como si fueran una escalera mecánica; una proteína (cofilina 1) se encarga de cortar los filamentos y separar las unidades de actina, lo que mantiene activa esa dinámica. Sin embargo, en el caso de que la cofilina 1 sea fosforilada, esta proteína pasa a un estado inactivo y deja de ejercer su función, lo que a su vez impide que se lleve a cabo correctamente la actividad neuronal. En el estudio se analizaron muestras de cerebro humano con EA y modelos animales de esta enfermedad, y se evidenció que la forma inactiva de la cofilina 1 aparecía en cantidades mayores que en neuronas sanas. En cultivos de neuronas vieron que la exposición a péptidos de β-amiloide provoca el aumento de la cofilina 1 fosforilada y, por tanto, que los filamentos de actina se estabilicen en exceso, que pierdan dinamismo y que se altere el funcionamiento de las espinas dendríticas.
Una de las vías de fosforilación de la cofilina 1 es ROCK, una cinasa que modifica otras moléculas mediante fosforilación. En el estudio se observó que el fasudil, un inhibidor de la acción del enzima ROCK, revertía el efecto observado en los filamentos de actina. Los resultados apoyan la idea de que el daño provocado por los péptidos de β-amiloide en las espinas dendríticas en las primeras fases de la EA podría prevenirse con la modulación de ROCK y cofilina 1.