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Respuesta dada por:
2
Respuesta:
recaudador. El fariseo, erguido, hacía interiormente esta oración: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago los diezmos de todo lo que poseo». Por su parte, el recaudador, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios mío, ten compasión de mí, que soy pecador». Os digo que este bajó a su casa justificado por Dios, y el otro no.
Explicación:
sebastiansolisv30030:
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