Examine un problema sanitario común en su zona. Mencione los tipos de comportamiento que los causan, los curan y los previenen?
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Ahora que estamos en los albores de un nuevo año y un nuevo decenio, la OMS hace pública una lista de problemas sanitarios urgentes de dimensión mundial. Esta relación, elaborada con aportaciones de nuestros especialistas del mundo entero, viene a atestiguar una profunda inquietud por el hecho de que los dirigentes no estén invirtiendo suficientes recursos en los sistemas de salud y las prioridades sanitarias fundamentales, cosa que pone en peligro vidas, medios de sustento y sistemas económicos. Ninguno de estos problemas tiene fácil solución, pero está en nuestra mano resolverlos. La salud pública es en última instancia una decisión política.
Debemos comprender que la salud es una inversión de futuro. Los países invierten grandes sumas para proteger a su población de ataques terroristas pero no de los ataques de un virus, que podrían ser mucho más mortíferos y mucho más dañinos económica y socialmente, pues una pandemia puede llegar a doblegar a economías y naciones. Por este motivo la seguridad sanitaria no es un asunto que incumba únicamente a los ministerios de salud.
Todos los problemas que figuran en esta lista exigen una respuesta que trasciende con mucho el sector de la salud. Afrontamos amenazas comunes y tenemos la responsabilidad común de actuar. Ahora que asoma en el horizonte el plazo de 2030 marcado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha subrayado que los próximos diez años deben ser «el decenio de la acción».
Esto significa procurar que los países inviertan fondos propios para resolver las deficiencias de sus sistemas y sus infraestructuras de salud, y significa también prestar apoyo a los países más vulnerables. Invertir ahora salvará vidas (y ahorrará dinero) más adelante. El costo de la inacción es de tal magnitud que no podemos permitírnoslo. Gobiernos, comunidades y organismos internacionales deben trabajar codo con codo para cumplir estos fundamentales objetivos. No hay atajos para llegar a un mundo más saludable. El año 2030 se acerca rápidamente y debemos exigir de nuestros dirigentes que cumplan sus compromisos.
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