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Respuesta y Explicación:
Reseña:
“La luz es como el agua” cuenta la historia de dos niños de Colombia llamados Totó y Joel. Ellos viven en España con sus padres. Totó y Joel descubren que pueden navegar en la luz con su bote, como los barcos en el agua. Cuando sus padres no están, Totó y Joel abren las canillas de luz que sale como agua.
Resumen:
-De acuerdo -dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
-No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de remos con su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lo habían ganado. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado en la línea de flotación.
-El bote está en el garaje -reveló el papá en el almuerzo-.
-Felicitaciones -les dijo el papá ¿ahora qué?
Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.
-La luz es como el agua -le contesté: uno abre el grifo, y sale.
Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de pesca submarina.
-Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve para nada -dijo el padre-.
El padre le reprochó su intransigencia.
Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento público del rector. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
-Dios te oiga -dijo la madre.
El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que aleteaba a media agua como una mantarraya de oro. Los instrumentos de la banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los preservativos de papá, los pomos de cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de la película de media noche prohibida para niños.