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La revolución de independencia de Haití en su primera etapa:La edificación del poder negro en Saint-Domingue
Sabine Manigat
La independencia de Haití reviste una serie de peculiaridades cuando se la compara con los procesos de independencia que, a partir de 1810, se desatan dentro del imperio americano de la Corona española. Entre sus especificidades, la más original concierne sin duda a la edificación por los insurgentes, en el seno mismo de la colonia francesa, de un auténtico Estado –aún no nacional, por cierto– totalmente autónomo de la metrópoli. Y es precisamente por haber emprendido la destrucción de dicho Estado que la Francia napoleónica pierde su colonia más rica, dando paso al nacimiento de Haití.
La revolución haitiana surge del estallido de una sublevación de esclavos la noche del 22 al 23 de agosto de 1791. El hecho en sí podría verse como un episodio más del incesante desafío al sistema esclavista que se manifestaba por conspiraciones1, fugas (cimarrones), suicidios y otros, prácticamente desde los orígenes del sistema esclavista de plantación en América. Y de hecho fue enfrentado como tal por las autoridades y los poseedores. Desde esta perspectiva, los acontecimientos ocurridos entre agosto de 1791 y junio de 1793 son consecuencia clásica de un enfrentamiento por el mantenimiento del statu quo: alianza de propietarios (blancos metropolitanos y libertos criollos) en un primer momento, entre septiembre de 1791 y mayo de 1792; intervención de la metrópoli con el objetivo inicial de restablecer el orden anterior en un contexto sin embargo radicalmente nuevo: el de la Revolución Francesa con su proclamación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Esta circunstancia especial contrarresta todos los proyectos previos y en ello va cuajando y luego imponiéndose la alternativa política de los insurgentes negros sobre todas las demás.
La revolución de independencia de Haití inaugura el ciclo de las independencias latinoamericanas y del Caribe con una triple hazaña inventiva: la redefinición de la libertad en desafío frontal con la del Siglo de las Luces y de la revolución que engendró; la edificación de un Estado negro anticolonial y antiesclavista en el seno mismo del imperio colonial francés en la región; y el enfrentamiento victorioso con una potencia colonial, es decir, por ende, con el orden mundial vigente. Esta presentación se refiere al segundo aspecto: la edificación por Toussaint Louverture de un Estado que en los hechos en nada depende de la metrópoli y representa por lo tanto el primer Estado constituido sobre el territorio de la futura Haití.
En el plano político, entre 1791 y 1794 Saint-Domingue recibe el doble impacto de la Revolución Francesa en su fase de mayor radicalización y de las guerras de la coalición antirevolucionaria en Europa en contra de Francia. En esas circunstancias los insurgentes enfrentan simultánea o sucesivamente la contraofensiva de los propietarios (septiembre-noviembre de 1791), las tergiversaciones de la metrópoli en torno a la insurgencia (noviembre de 1791-junio de 1793) y el cortejo de España y de Inglaterra, potencias rivales de Francia, por el control de la Colonia. Contra promesas de libertad, la jefatura de la rebelión se incorpora al ejército español presente en el este de la isla. Las autoridades francesas también habían hecho el mismo ofrecimiento, pero son los antiguos amos, y por tanto, los principales enemigos. Esta opción en principio paradójica se enlaza dialécticamente con la iniciativa casi simultánea de Sonthonax, comisario de la Revolución, de proclamar la libertad general para todos los esclavos en la Colonia: los insurgentes defienden pues la libertad general desde las filas de la Corona española y contra la Revolución Francesa. Nueve meses después de la proclamación de Sonthonax, la Asamblea francesa avala la iniciativa con el pronunciamiento de la abolición de la esclavitud en todas las colonias francesas. En dos años y medio la insurgencia ha forzado la redefinición de las principales potencias acerca de la esclavitud y obligado a la Revolución a admitir (provisionalmente) los límites de su concepción liberal burguesa de la libertad. He aquí el entretejido de procesos contradictorios de los cuales emerge progresivamente la figura de Toussaint Louverture. Considerado por toda la historiografía tradicional como el “precursor” de la independencia, Toussaint Louverture es crecientemente reconocido hoy como el primer estadista de Haití, el forjador del Estado antes de la proclamación oficial del nacimiento de Haití.
El proyecto louverturiano se concretiza en tres etapas fundamentales, en el transcurso de las cuales la meta central constituye sin duda el principio de la libertad general.
Explicación:
me das coronita.