Respuestas
Respuesta:
ExplicLa ciencia, como producto de una actividad humana compleja, es una construcción dialéctica del conocimiento en todo su amplio sentido: cualitativa y cuantitativamente (Bernal, 1979). El conocimiento que construye la ciencia se transmite a través de la enseñanza, y la enseñanza, como actividad cognitiva, se desarrolla de forma organizada a través de la educación institucionalizada en el aula escolar. Si se educa a través de la enseñanza y se enseña en la escuela, luego entonces, en la escuela se enseña la ciencia: desde el preescolar y hasta el postgrado (Reyes-Sánchez, 2009).
Hoy, esa ciencia que se practica y enseña se enfrenta a problemas tan complejos como son: el deterioro del medio en que habitamos y la educación requerida para abordar la problemática ambiental actual y alcanzar un desarrollo sostenible (Novo, 2010). Resolver estos problemas complejos que el medio nos plantea para la existencia de la vida en el planeta implica la necesidad de visualizar, observar, estudiar e interpretar éstos desde todas las diferentes perspectivas de la ciencia a fin de conocerlos en toda su integridad y no en su parcialidad, para así estar en posibilidad de ofrecer alternativas de solución y avanzar hacia la construcción del desarrollo sostenible. Significa a su vez, que alcanzar el desarrollo a través de la enseñanza y la práctica de la ciencia, requiere de planteamientos, metodologías e interpretaciones que nos permitan crear y acceder a un conocimiento integrado, e implica necesariamente, la práctica y enseñanza de pensamientos, procedimientos y acciones interdisciplinarias que hagan posible no sólo abordar el cómo resolver los problemas ambientales complejos, sino también, cambiar la realidad social Latinoamericana (Morín, 1993; Perales, 2000; Reyes-Sánchez, 2006b).
Una posible alternativa para crear una ciencia química en el mediano y largo plazo que busque acercarse a este ideal, es partir de la práctica de los procesos amigables con el ambiente y que sean económicamente redituables, que corresponden a la filosofía de la Química Verde (Anastas y Warner, 1998), para desde ese punto avanzar hacia una química que no sólo sea ambientalmente deseable y económicamente redituable, sino también socialmente viable y éticamente aceptable. Sin embargo, el problema real es ¿Cómo lograr transitar desde la química verde, hacia esa química que busca acercarnos a la sostenibilidad?, ¿Cómo, cuando ello implica un cambio que necesariamente afecta de manera profunda la forma de pensar, sentir y actuar?
Reflexionando sobre ambas interrogantes, resulta imposible dejar de considerar que tanto la preservación de los recursos naturales indispensables a la vida, como su aprovechamiento sostenible, dependen por igual tanto del conocimiento, como de la conciencia de su valor y vulnerabilidad que los profesionales de la química tengan y ejerzan en su práctica cotidiana, así como de la que seamos capaces de transmitir a través de la enseñanza a los estudiantes de hoy, y la que ellos ejerzan en su futuro profesional (Reyes-Sánchez, 2006a), todo lo cual necesariamente implica un cambio cualitativo, e igualmente profundo en la práctica y enseñanza de las ciencias (Reyes-Sánchez, 2009). Ese cambio, está por construirse y los protagonistas, somos nosotros.ación: