• Asignatura: Inglés
  • Autor: romeroandrescamilo12
  • hace 7 meses

50 oración de un parque en pasado sin repetir verbos pongo corona​ en ingles​

Respuestas

Respuesta dada por: antuamcp
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Respuesta: Hay cerca de doscientos hombres y cuarenta carretas que ganan plata en lo del parque.

Hacía un mes que nos conocíamos, cuando, inesperadamente, llegó Dawson de Italia, parando con nosotros en Mayvill, durante unos pocos días, y una tarde que andaba cazando pichones silvestres, nos vio paseando juntos por la orilla del bosque que rodea el parque.

Fatigada y triste, en medio de la senda por donde se volvía al castillo, Poldy se sentó, al pie de un olmo, en un asiento rústico, y en lo más frondoso, intrincado y bonito del parque.

Y separándose con rapidez de Algalia, que maquinalmente había recogido el pliego, estrechó la mano a la duquesa, que intentó en vano detenerle, saludó al cura, hizo a los restantes una inclinación de cabeza, mirando profundamente a Josefina, extrañada de tan repentina despedida; salió del comedor, cruzó las salas, y un momento después el portero, descubriéndose respetuosamente, le abría la lujosa verja del parque.

Cuando los árboles quedaban del todo despojados de sus hojas abarcaba yo mejor la extensión del parque.

Las ventanas de la Sala de los Antepasados están todos abiertas; la luna inunda de su dulce claridad la campiña, y podemos descubrir allá bajo, en la llanura, los blancos muros de New-Pembleton y las frondosas arboledas de su parque.

Y cuando todo volvió a quedar en silencio, bajé sin hacer ruido por las escaleras de atrás, que eran bastante obscuras, y fui a sentarme en el lugar más desierto del parque.

Sin aflojar la vigilancia exterior, dejó á la joven algo más libre en el parque.

Nos habíamos sentado en un banco del parque.

La anémica solía manifestar, al volver del paseo, el capricho de ir un rato a sentarse en los bancos del parque.

Tomó el quitasol y bajó al parque.

La lección de amor en un parque.

Dejó las cocheras y abriendo la gran puerta enrejada se introdujo en el parque.

Además, debo recordar aquí, por lo que pueda influir, que estuvo en el Parque.

Que les hubiera visto o no, el señor de Maurescamp entró tranquilamente en el castillo por la avenida más larga pero mejor del nuevo parque.

Su vivienda era un hotel espacioso, amueblado con primor y con lujo, en el centro de un bello jardín, bastante dilatado para que por su extensión casi pudiera llamarse parque.

--Venga usted, hablaremos con más libertad en el jardín... Y a través de las avenidas asoleadas le condujo hasta el centro del parque.

Su salud delicada se había robustecido, su cuerpo habíase desarrollado; y aunque demasiado joven todavía, sus facciones ofrecían tanta nobleza y regularidad, que mi maestro de dibujo, el señor Lasca, pintor de talento, le tomaba por modelo de todas las figuras de ángeles y querubines con que decoraba el salón de mi tío; y el pobre joven se veía obligado a pasar horas enteras delante del artista, en vez de ir a jugar o correr por el parque.

Por los ventanales del pabellón cuya luz tamizaban las plantas que a medias los cubrían, distinguíanse hasta perderse de vista las verdeantes avenidas del parque.

A los pocos instantes, el hielo se rompió de repente, y uno de los niños se hundió en el río arrojando un grito terrible.--Entonces el rough dio un salto, se precipitó en el río y sacó al niño sano y salvo, atrayéndose los aplausos de la multitud que llenaba el parque.

 

Un instante después nos hallábamos en el parque.

Se disponía á mostrar al español el famoso santuario de verdura, cuando le abandonó repentinamente, mascullando excusas, para correr hacia la entrada del parque.

Desde allí observo todo lo que pasa en la fábrica y en el parque.

Prefiero asombrar á la marquesa con mi parque.

Pierrepont se había quedado en el castillo pretextando una ocupación cualquiera, y como la señora de Aymaret saliese del parque para volver a los Loges, atravesando el vecino bosque, advirtió que Pedro se hallaba desatando una canoa junto al estanque que alimentaba el riachuelo del parque.

--La habitación estaba en el primer piso y se abría sobre el parque.

Haylos en Vichy por todas partes; a la tarde, cuando Lucía y Pilar recorrieron las calles de la villa termal para informarse de su traza, lanzaron exclamaciones de contento al dar a cada instante con una sombra, una alameda, un parque.

Al cabo de un rato se levantaron de la mesa y fueron al parque.

El duque tenía las oficinas en los altos de su palacio del paseo de Luchana, soberbio edificio levantado en medio de un jardín que, por lo amplio, merecía el nombre de parque.

Al principio, lo confieso, me enamoré de él, cosa que no pasó inadvertida para Herberto Hales, y durante ese verano en Mayvill, al caer la noche, tuve muchas entrevistas secretas con él en el parque.

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