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Para Gabriel García Márquez, un costeño ávido de mar, el Caribe era un continente alternativo a América Latina que estaba hecho de agua salada. Esta especie de geografía marina sería determinante para la mayoría de sus escritos de ficción, especialmente en aquellos en donde proliferan los piratas, galeones cargados con oro, buques fantasmas, navegantes ebrios de nostalgia y pueblos con playas de vientos melancólicos.
En sus historias García Márquez convierte al océano en un puente que une varios mundos. De allí brotan ahogados hermosos, ángeles prodigiosos y embarcaciones espectrales que terminan enriqueciendo la trama de sus textos.
Compartimos contigo cinco cuentos de Gabo que nos trasportan a los encantos del mar y sus posibilidades narrativas: