La comunicación animal se define como el tipo de interacción en el que la información transmitida por un animal o grupo de animales afecta al comportamiento de otros animales. Este intercambio puede darse a través de una señal, como una expresión facial - por ejemplo, fruncir el entrecejo en los primates - un sonido o un contacto para el caso de algunas aves como pingüinos y pinzones -- y en otros casos más o menos evolucionados con las señales químicas y/o de bioluminiscencia en algunos vertebrados (Hall & Day, 1977). La comunicación ayuda a los animales a coordinar las principales actividades vitales, como la búsqueda de comida y la caza, la marca del territorio, el apareamiento, la cría de la prole y la defensa de la misma. Por lo general, la comunicación animal es intraespecifica (tiene lugar entre animales de la misma especie) y se manifiesta en señales de cortejo y apareamiento, que son quizás el tipo de comunicación más importante, ya que los animales deben ser capaces de identificar y atraer a una pareja potencial para reproducirse. Es el caso del fuerte rugido de un eletante marino macho, que indica a las hembras donde tienen que dirigirse para aparearse y asegurar asi la sobrevivenvia de la especie. La comunicación intraespecífica también ayuda a distinguir a los individuos de un grupo animal concreto o jauria. Las gaviotas hembras aprenden a reconocer las llamadas individualidades de sus propios polluelos; de ese modo, pueden encontrar rápidamente a sus crías en colonias de gaviotas densamente pobladas y en el caso de los murciélagos con sistema de nodriza ayuda a las madres a encontrar exactamente su cria (Drosher, 1989) La comunicación también puede ser interespecífica, cuando tiene lugar entre animales diferentes. Tal es el caso entre animales que comparten un musmo hábitat, los cuales aprenden a usar señales de otras especies para avisar de la proximidad de un peligro; por ejemplo, los langures (monos del este de la India que viven en los árboles) responden a gritos de alarma, la huida del pavo real y del ciervo. De igual manera, en Africa los animales herbívoros como el nu y el antilope prestan una gran atención al comportamiento de la cebra. Si una cebra cercana empieza a saltar y a correr, los otros animales se disponen a escapar de un predador común. En Suramérica tenemos el caso de los zainos tatabros, los cuales en las montañas siguen la algarabia de los monos aulladores cuando encuentran algún tipo de alimento, que dejan caer al suelo y es consumido por los zainos. (...) Fuente link 49
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