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Según la Constitución de la Nación Argentina, el presidente de la Nación Argentina es el jefe de Estado y jefe de Gobierno de la República Argentina. Como titular del Poder Ejecutivo Nacional, la Presidencia es uno de los máximos cargo políticos en una república, junto a los parlamentarios y los miembros de la Corte Suprema. El presidente también es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. A partir de la reforma de la Constitución Argentina de 1994, el mandato dura cuatro años con posibilidad de una reelección inmediata, pudiendo repetirse nuevamente después de transcurrido un período y surge de elecciones con sufragio directo y con posibilidad de una segunda vuelta electoral.
Esta lista incluye también gobernantes no constitucionales e ilegales que encabezaron dictaduras utilizando el título de «presidente», pero que –a diferencia de los presidentes legítimos– tuvieron la suma del poder público. Los presidentes dictatoriales son denominados en este artículo como «presidentes de facto», una expresión que integra la doctrina de los gobiernos de facto, creada en 1930 por la Corte Suprema para legitimar las dictaduras. En el caso de la última dictadura cívico-militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, el cargo de presidente no fue el cargo máximo del Estado, sino que este fue ejercido por una Junta Militar que tenía la facultad de remover y designar al presidente en cualquier momento.[1][2] La Constitución Argentina, en su artículo 36, utiliza la expresión usurpación de funciones y "actos de fuerza" para referirse a los presidentes dictatoriales y establece que sus actos son "insanablemente nulos", reconociendo el derecho de los habitantes a resistir sus disposiciones.
También incluye el caso de José María Guido, que gobernó con el título de «presidente», luego de que fuera derrocado por la fuerza y encarcelado el presidente constitucional Arturo Frondizi , bajo supervisión de las Fuerzas Armadas, procediendo a disolver el Congreso Nacional e intervenir todas las provincias, concentrando en su persona los poderes ejecutivo y legislativo nacional y los poderes ejecutivos y legislativos provinciales. Algunos historiadores lo consideran un «presidente interino» y otros lo consideran un «presidente de facto