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Respuesta:
Entre 1914 y 1945 América Latina vio alterados de manera significativa sus
tradicionales esquemas de intercambio económico. Dentro de la división
internacional del trabajo propiciada en el siglo XIX, su economía era
fundamentalmente exportadora de alguna materia prima y estaba sujeta a acuerdos
de precios y cuotas, configurando un escenario peligroso por su alto grado de
dependencia. Las exportaciones generaban las divisas para importar los productos
necesarios, pues había que importar casi todo, ya que no existía prácticamente
industria local de bienes de consumo. El uso de estas divisas afectaba al sector
industrial, que veía reducirse la cantidad disponible para sus importaciones de bienes
de equipo, por lo que un descenso en las exportaciones repercutía en la vida misma
del país, pues podía generar un desabastecimiento general. Además, los escasos
recursos que obtenían los gobiernos para sufragar el gasto público provenían de las
tarifas que se fijaban tanto a exportaciones como a importaciones, por lo que una
brusca caída en ambas ponía en riesgo su estabilidad política.
En América Latina la actividad de la empresa exportadora estaba enfocada
al abastecimiento de sus mercados externos, sin interés en desarrollar un mercado
local para sus productos, dadas las evidentes ganancias comparativas que tenía que
producir para vender en mercados internacionales con capacidades de compra más
altas. Por otro lado, la mejora de la productividad en los productos industriales no
había hecho que los precios bajasen más que los de los productos agrícolas, donde
la mejora de la productividad había sido menor, sino todo lo contrario: en los años 30
del siglo XX sólo se compraba el 63% de los productos industriales que se compraban
en los años 70 del siglo XIX con el valor obtenido de la misma cantidad de productos
primarios2. Además, en las fases bajas de los ciclos económicos, los países
industrializados poseían mayor capacidad para graduar sus inversiones, mientras que
los países de economía primaria tenían menor capacidad para influir en sus
exportaciones, lo que los hacía más frágiles.
A la reducción de los ingresos por exportaciones en América Latina debida a
la grave crisis financiera internacional de 1929, hubo que agregar las dificultades para
la obtención de financiamiento, lo que ocasionó un importante desequilibrio en las
2 Prebisch, Raúl, El Desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas, Naciones Unidas,
CEPAL, Naciones Unidas, 2012. Trabajo publicado por primera vez junto con Gustavo Martínez Cabañas en El
Trimestre Económico, vol. 16, num. 63 (3), jul-sep, 1949, 347-431.
Americanía. Revista de Estudios Latinoamericanos. Nueva Época (Sevilla), n. 13, p. 164-187, ene-jun, 2021
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balanzas de pagos. La disminución en las reservas internacionales producto de la
caída en las exportaciones suponía una devaluación de la moneda, lo que
comprometía las posibilidades de satisfacer las importaciones que necesitaba el país,
con los consiguientes riesgos de inestabilidad política. Por otra parte, las dos guerras
mundiales interpusieron importantes trabas al comercio internacional, pues el tamaño
de la actividad económica normal de Europa y Norteamérica se contrajo para poder
destinar recursos a los gastos militares, lo que afectó negativamente a las
exportaciones de América Latina, así como a sus necesidades de financiamiento y
obtención de bienes de equipos e intermedios requeridos para mantener la
idoneidad operativa de sus instalaciones. Por último, las medidas proteccionistas
implantadas por los países europeos, como parte de sus planes de reconstrucción y
recuperación en la postguerra, impactaron negativamente el comercio
internacional, lo que provocó un mayor escepticismo sobre la posibilidad de lograr el
desarrollo a través de la actividad exportadora.
En América Latina había la sensación de que era necesario encontrar una
fórmula que permitiera tener mayor margen de acción ante los vaivenes de la
economía mundial y esa fórmula mágica fue la industrialización por sustitución de
importaciones (ISI). Si pese a todos los problemas descritos, y sólo con base en
exportaciones de materias primas y productos agropecuarios, América Latina había
incrementado su participación en la producción mundial de 4,5% en 1913 a 7,8% en
19503, ¿qué no se podría esperar con su industrialización? Pero la ISI fue asimismo un
planteamiento que encajaba bien con las nuevas realidades políticas y económicas
al terminar la Segunda Guerra Mundial. La paz traerá consigo la reconstrucción de
Europa y Japón, y con ella la recuperación de la economía internacional financiada
Explicación:
listo