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El gobierno mexicano decidió eliminar los impuestos y aranceles para la importación de granos. Según dijo el presidente Calderón, esta acción forma parte del paquete de medidas para combatir el alza internacional en el precio de los alimentos básicos. Aseguró que dichas medidas buscan proteger a los más pobres de dichos incrementos.
Pero ¿a quién beneficia la eliminación de dichos impuestos y aranceles? Es sencillo entender que esta media ayuda a los principales actores en el proceso de importación de granos al país, que indudablemente no son los pobres de México. Está acción de Calderón ayudando a los productores mundiales de alimentos, así como a los empresarios que se dedican a comercializar granos, pues los márgenes de ganancia de éstos crecerá al no tener que pagar impuestos.
Pero la acción del presidente Felipe Calderón no demuestra ningún beneficio para las clases más desprotegidas del país, pues no hay ninguna acción concreta para controlar los precios. Igualmente, el mandatario asegura que no tolerará la especulación y el acaparamiento, pero no especifica ninguna acción concreta para castigar a quienes cometan dichas acciones.
Tan dañina la acción presidencial para los mexicanos que representantes del sector agrícola mexicano censuró la acción presidencial argumentando que sólo beneficia a los productores de granos extranjeros, y por ende, perjudica a los productores nacionales.
La desaparición de los aranceles no tendrá ningún efecto sobre los precios al consumidor. Mejor hubiera sido que impusiera topes a los precios al público o que estableciera algún tipo de subsidios. Además, esos impuestos que ya no van a llegar a las arcas gubernamentales. Eso significa que los mexicanos tendremos menos recursos para un gasto social que impacte realmente en la población. De alguna manera, Calderón le está regalando esos impuestos a los productores de granos extranjeros, ya que nadie en la cadena del consumo se ve obligado por el gobierno a reducir sus ganancias.
Cada vez resulta más claro que el incremento internacional en el precio de los alimentos, fue una acción especulativa -la idea es de Alan Greenspan, ex titular de la Reserva Federal de Estados Unidos- de los principales productores de granos a nivel mundial para incrementar sus márgenes de ganancia, a costa de generar hambre entre los más pobres del planeta. Y en ese proceso pareciera que colaboran los gobiernos de algunos países.
Colaboración para la revista electrónica La Quincena