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Lucy estaba en la azotea con una regadera cuidando sus flores.
Cogió una regadera que había en el suelo a su lado, la alzó sobre su cabeza y se regó.
Apoyó un instante los codos en el guardabarros y pensó: Estoy loco, como una regadera.
Con un secador en la mano y una regadera de metal lacado en la otra, Valentine preparaba la apertura de su tienda.
Hacía tiempo que había vaciado la regadera, pero seguía inclinándola, como si quisiera aprovechar hasta la última gota—.
Pasó por encima de una regadera de plástico tirada en el suelo, luego llegó a la puerta de la cocina de cristales esmerilados, uno de los cuales estaba roto.
Y cuando estaba sentado se abrió frente a mí una celosía, y apareció en ella una joven con una regadera en la mano, y se puso a regar las flores de unas macetas que había en el alféizar de la ventana.
En casa de los Thorn, Damien aceleró más su auto de pedales, que marchaba alocadamente por el cuarto, mientras afuera, en el corredor, Katherine levantaba con cuidado la regadera, subida sobre un escabel.
Sigfrid, que en aquel instante se ocupaba de cuidar las adelfas, en cuanto los vio llegar dejó a un lado la regadera y los guantes de jardinero y se precipitó cojeando a abrir la puerta para evitar que tuvieran que tocar el timbre.
Podía perdonarle que su boca fuese una regadera cuando hablaba, y la medida anormal de esta boca, y otros defectos corporales; pero, francamente, que pretendiese estorbar el matrimonio de su niña, que un rasca-tripas como él tratase de competir con aquel claro fanal de todas las virtudes, con aquel lirio fragante que la Providencia iba a darle por yerno, para esto no había perdón ni en la tierra ni en el cielo.