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El enunciado, unidad mínima de comunicación, es la secuencia de signos emitida por el hablante que queda delimitada entre el silencio previo a la elocución y el que sigue a su cese, y va acompañada por un determinado contorno melódico: la curva de entonación. Dicho con otras palabras: el enunciado está compuesto por uno o más signos que emite el hablante y capta el oyente; posee sentido completo y concreto dentro de la situación en que se produce.
Los mensajes pueden estar compuestos por un solo enunciado o por varios concatenados por su significado, sin que entre ellos tengan que establecerse necesariamente relaciones sintácticas; en realidad, cada uno por sí solo podría constituir un acto de habla independiente.
Se distinguen dos tipos de enunciados [Alcina y Blecua, 1975, § 7.0.1.]: las frases (o enunciados frasales) y las oraciones (o enunciados oracionales).
Frase
Los enunciados que carecen de una forma verbal personal son las denominadas frases [Alarcos, 1994, §456]. Los constituyentes de las frases son siempre palabras de índole nominal, esto es, sustantivos, adjetivos o adverbios. Al no existir un núcleo verbal del que dependan sus demás componentes, las relaciones internas no son idénticas a las que se establecen en la oración. Por ello, las frases no deben clasificarse por analogía con las oraciones a las que pudieran ser semánticamente equivalentes.
Las frases pueden ser unimembres o bimembres. Las unimembres son interjecciones o se comportan como ellas, tanto si están constituidas por una sola palabra (¡Lástima!, gracias, vaya), como si consisten en un sintagma más o menos complejo (¡Mi alma!, buenas tardes, a estudiar mucho, gajes del oficio). Las bimembres son más complejas y en su seno puede apreciarse una relación predicativa ('algo se dice de algo') parecida a la de los enunciados oracionales; son como oraciones a las que faltara el verbo:
Perro ladrador, poco mordedor.
Prohibida la entrada.
Inútiles tus esfuerzos.
¡Qué tiempos aquellos!
A mal tiempo, buena cara.
¡A mi edad, hacer estas cosas!
De tal palo, tal astilla.
En casa del herrero, cuchara de palo.
Vivir para ver.
¡Lástima de hombre!
Oración
Los enunciados oracionales, por el contrario, se caracterizan por poseer dos unidades significativas (sujeto y predicado), entre las que se establece la relación predicativa, que se entienden tradicionalmente como aquello de lo que se dice algo y lo que se dice del sujeto respectivamente. En opinión de Alarcos [1994, §331], ambas unidades están contenidas en el verbo: el verbo es el núcleo de la oración. En realidad, la idea de que el verbo es el único núcleo ordenador de la oración y que de él dependen todos los demás componentes, incluido el sujeto, es mucho más antigua; se remonta al gramático francés Lucien Tesnière (1959), cuya obra, Elementos de sintaxis estructural, no se publica en español hasta 1994.
Pienso es una oración completa porque en su seno se cumple la relación predicativa: se dice de alguien (la primera persona) algo (la noción de 'pensar'). Los demás componentes de la oración son complementos cuya presencia no es indispensable para que exista oración.
Así, la oración es una unidad lingüística dotada de significación completa y núcleo verbal, y que no pertenece a otra unidad gramatical superior. Por encima de la oración se encuentran unidades de cualidad diferente: párrafo, capítulo, texto, etc. Por ello, tradicionalmente se considera a la oración la máxima unidad gramatical. Se puede decir que es una unidad estructural porque sus componentes están interrelacionados; está compuesta por unidades menores (sintagmas) que se agrupan con una estructura determinada (habitualmente sujeto + predicado).
Se puede hablar de oración cuando un segmento de la comunicación con verbo en forma personal transmite un sentido completo; si no, no hay oración. Así, la secuencia: Ese alumno moreno es el peor de la clase, puede ser dividida en dos partes: Ese alumno moreno y el peor de la clase, pero ninguna de las dos tiene sentido completo: son sintagmas, no oraciones. No obstante, ambos ejemplos podrían constituir enunciados frasales en ciertas situaciones o contextos: pies de foto, por ejemplo.
ESPERO TE SIRVA, MUCHA SUERTE!!
Los mensajes pueden estar compuestos por un solo enunciado o por varios concatenados por su significado, sin que entre ellos tengan que establecerse necesariamente relaciones sintácticas; en realidad, cada uno por sí solo podría constituir un acto de habla independiente.
Se distinguen dos tipos de enunciados [Alcina y Blecua, 1975, § 7.0.1.]: las frases (o enunciados frasales) y las oraciones (o enunciados oracionales).
Frase
Los enunciados que carecen de una forma verbal personal son las denominadas frases [Alarcos, 1994, §456]. Los constituyentes de las frases son siempre palabras de índole nominal, esto es, sustantivos, adjetivos o adverbios. Al no existir un núcleo verbal del que dependan sus demás componentes, las relaciones internas no son idénticas a las que se establecen en la oración. Por ello, las frases no deben clasificarse por analogía con las oraciones a las que pudieran ser semánticamente equivalentes.
Las frases pueden ser unimembres o bimembres. Las unimembres son interjecciones o se comportan como ellas, tanto si están constituidas por una sola palabra (¡Lástima!, gracias, vaya), como si consisten en un sintagma más o menos complejo (¡Mi alma!, buenas tardes, a estudiar mucho, gajes del oficio). Las bimembres son más complejas y en su seno puede apreciarse una relación predicativa ('algo se dice de algo') parecida a la de los enunciados oracionales; son como oraciones a las que faltara el verbo:
Perro ladrador, poco mordedor.
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Inútiles tus esfuerzos.
¡Qué tiempos aquellos!
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¡A mi edad, hacer estas cosas!
De tal palo, tal astilla.
En casa del herrero, cuchara de palo.
Vivir para ver.
¡Lástima de hombre!
Oración
Los enunciados oracionales, por el contrario, se caracterizan por poseer dos unidades significativas (sujeto y predicado), entre las que se establece la relación predicativa, que se entienden tradicionalmente como aquello de lo que se dice algo y lo que se dice del sujeto respectivamente. En opinión de Alarcos [1994, §331], ambas unidades están contenidas en el verbo: el verbo es el núcleo de la oración. En realidad, la idea de que el verbo es el único núcleo ordenador de la oración y que de él dependen todos los demás componentes, incluido el sujeto, es mucho más antigua; se remonta al gramático francés Lucien Tesnière (1959), cuya obra, Elementos de sintaxis estructural, no se publica en español hasta 1994.
Pienso es una oración completa porque en su seno se cumple la relación predicativa: se dice de alguien (la primera persona) algo (la noción de 'pensar'). Los demás componentes de la oración son complementos cuya presencia no es indispensable para que exista oración.
Así, la oración es una unidad lingüística dotada de significación completa y núcleo verbal, y que no pertenece a otra unidad gramatical superior. Por encima de la oración se encuentran unidades de cualidad diferente: párrafo, capítulo, texto, etc. Por ello, tradicionalmente se considera a la oración la máxima unidad gramatical. Se puede decir que es una unidad estructural porque sus componentes están interrelacionados; está compuesta por unidades menores (sintagmas) que se agrupan con una estructura determinada (habitualmente sujeto + predicado).
Se puede hablar de oración cuando un segmento de la comunicación con verbo en forma personal transmite un sentido completo; si no, no hay oración. Así, la secuencia: Ese alumno moreno es el peor de la clase, puede ser dividida en dos partes: Ese alumno moreno y el peor de la clase, pero ninguna de las dos tiene sentido completo: son sintagmas, no oraciones. No obstante, ambos ejemplos podrían constituir enunciados frasales en ciertas situaciones o contextos: pies de foto, por ejemplo.
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