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Una mañana muy temprano, rayando el alba, Mashurca el shuar mas joven, de carácter alegre, muy ufano salio para el río y mientras se zambullía en las tranquilas aguas, bajando en la corriente del río se presento a el una hermosa ninfa, con vaporoso vestido y una larga túnica como de novia que se perdía en la tenue neblina; se quedo flotando en las aguas y le dijo que no tema de ella ya que era una conocida diosa (Tzunky) buena, que solo venia a enseñarle a preparar la tradicional guayusa y cuyas hojas traía en sus torneados brazos, le entrego a Mashurca dándole algunos consejos para su elaboración.
El joven, siguiendo las indicaciones recibidas hizo esta aromática bebida, todos los compañeros quedaron muy complacidos y maravillados.
Desde aquel momento Mashurca tenía el encargo de cocer esta pócima todas las mañanas, pero nadie conocía cual era su secreto. Siendo así que muy temprano a la hora del alba, iba al rio a recibir la guayusa que ella le traía.......
Transcurrió algún tiempo y varias lunas de esta manera. Pero una mañana la misteriosa Tzunky que se había enamorado del joven shuar, le propuso recorrer con ella los intrincados caminos de la gran selva, los cauces cristalinos, ríos y cascadas, llevando el secreto de la guayusa a los poblados mas apartados; le prometía que le daría la eterna juventud en cada amanecer y para siempre como recompensa. Mashurca se asusto, tuvo miedo y no acepto la oferta de la diosa de los vientos, de los bosques y del agua.
Sucedió entonces, que herida en su vanidad y soberbia, la hechicera le convirtió a su amigo en un denso árbol con figura humana, para que de sombra a los pájaros.
Mil mariposas de bellos colores revoloteaban entre sus ramas y un halo de fragancias había en el ambiente.
Esa mañana ya no hubo la cálida bebida, todos salieron a buscar a Mashurca… solo encontraron un frondoso árbol de guayusa de verdes hojas a la orilla del rio… La leyenda dice, que deberían pasar muchas estaciones y muchos soles para que el joven shuar recupere su figura varonil y su personalidad, como hombre de la selva.
El joven, siguiendo las indicaciones recibidas hizo esta aromática bebida, todos los compañeros quedaron muy complacidos y maravillados.
Desde aquel momento Mashurca tenía el encargo de cocer esta pócima todas las mañanas, pero nadie conocía cual era su secreto. Siendo así que muy temprano a la hora del alba, iba al rio a recibir la guayusa que ella le traía.......
Transcurrió algún tiempo y varias lunas de esta manera. Pero una mañana la misteriosa Tzunky que se había enamorado del joven shuar, le propuso recorrer con ella los intrincados caminos de la gran selva, los cauces cristalinos, ríos y cascadas, llevando el secreto de la guayusa a los poblados mas apartados; le prometía que le daría la eterna juventud en cada amanecer y para siempre como recompensa. Mashurca se asusto, tuvo miedo y no acepto la oferta de la diosa de los vientos, de los bosques y del agua.
Sucedió entonces, que herida en su vanidad y soberbia, la hechicera le convirtió a su amigo en un denso árbol con figura humana, para que de sombra a los pájaros.
Mil mariposas de bellos colores revoloteaban entre sus ramas y un halo de fragancias había en el ambiente.
Esa mañana ya no hubo la cálida bebida, todos salieron a buscar a Mashurca… solo encontraron un frondoso árbol de guayusa de verdes hojas a la orilla del rio… La leyenda dice, que deberían pasar muchas estaciones y muchos soles para que el joven shuar recupere su figura varonil y su personalidad, como hombre de la selva.
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