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Es una analogía que, como toda analogía, tiene sus puntos válidos pero no es 100% exacta.Hay tener cuidado en su uso y significado, ya que al tratar con seres humanos se trata de principios fundamentales de la vida y hay principios éticos o morales también involucrados.
En primer lugar, hay que revisar la compatibilidad del órgano reemplazante en el cuerpo de la persona que lo va a recibir. Incluso allí, podría ser válida la analogía. En un carro, tampoco se puede cambiar un repuesto por otro cualquiera: debe verificarse la marca, el modelo, las medidas. En el cuerpo humano pasa lo mismo, el nuevo órgano debe tener las características apropiadas para suplir al órgano defectuoso. Así que por ese lado no le veo problema a la analogía, y puedo pensar que es válido considerar que los órganos pueden cambiarse como un repuesto. Claro, luego está el hecho que que el ser humano que recibió el órgano, debe tomar medicamentos por el resto de su vida para evitar rechazo.
Desde el punto de vista ético, es el que hay que tener un poco de cuidado. Por un lado, los órganos no son fabricados en serie, como para haber la disponibilidad que uno desee, así que se impone una serie de restricciones sobre la eleccción de la persona que recibirá el transplante.
Además, ¿qué pasaría si se logra el punto en que se pueda reemplazar el cerebro? Puede que suene descabellado, pero si eso llegara a ser posible, uno se imagina que sería como cambiar a la persona. ¿Quién sería la persona que recibió el transplante? ¿Sus pensamientos e identidad cambiarán?
Con esto quiero decir, que la respuesta no puede ser un simple sí o no. Tiene su validez, desde el punto de vista que un reemplazo de órgano se puede hacer como cambiar un repuesto (con todas las consideraciones médicas) pero llega un punto donde la analogía no ayuda a la comprensión del caso..
En primer lugar, hay que revisar la compatibilidad del órgano reemplazante en el cuerpo de la persona que lo va a recibir. Incluso allí, podría ser válida la analogía. En un carro, tampoco se puede cambiar un repuesto por otro cualquiera: debe verificarse la marca, el modelo, las medidas. En el cuerpo humano pasa lo mismo, el nuevo órgano debe tener las características apropiadas para suplir al órgano defectuoso. Así que por ese lado no le veo problema a la analogía, y puedo pensar que es válido considerar que los órganos pueden cambiarse como un repuesto. Claro, luego está el hecho que que el ser humano que recibió el órgano, debe tomar medicamentos por el resto de su vida para evitar rechazo.
Desde el punto de vista ético, es el que hay que tener un poco de cuidado. Por un lado, los órganos no son fabricados en serie, como para haber la disponibilidad que uno desee, así que se impone una serie de restricciones sobre la eleccción de la persona que recibirá el transplante.
Además, ¿qué pasaría si se logra el punto en que se pueda reemplazar el cerebro? Puede que suene descabellado, pero si eso llegara a ser posible, uno se imagina que sería como cambiar a la persona. ¿Quién sería la persona que recibió el transplante? ¿Sus pensamientos e identidad cambiarán?
Con esto quiero decir, que la respuesta no puede ser un simple sí o no. Tiene su validez, desde el punto de vista que un reemplazo de órgano se puede hacer como cambiar un repuesto (con todas las consideraciones médicas) pero llega un punto donde la analogía no ayuda a la comprensión del caso..
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