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El 10 de octubre del año 732 tenía lugar cerca de la ciudad francesa de Tours la batalla de Poitiers entre las fuerzas musulmanas, comandadas por el valí de Al-Andalus, Abd-ar Rahman ibn ad Abd Allah al-Gafiqi, y el ejército cristiano. Carlos Martel, padre de Pipino el Breve y abuelo del mismísimo Carlomagno, reyes francos ambos, fue el encargado de liderar a los francos frente a Abderrahman ibn Abdullah Al Gafiki, gobernador de Al-Andalus.
Cerca de Tours y Poitiers, entre los rios Clain y Vienne, se encontraban los dos ejércitos en octubre del 732. Los musulmanes eran unos 60.000 hombres. Durante siete días no se vieron más que pequeñas escaramuzas, pero el frío, les obligó a atacar al séptimo día. La victoria de los francos significo el fin de la expansión musulmana en Europa. El propio valí al-Gafiqi murió en la batalla.
Esta batalla se celebraría durante siglos por haber salvado a la cristiandad del Islam. En realidad, si se coloca la batalla en el contexto de la expansión musulmana del período, el choque tuvo mucha menos relevancia.
Más que una verdadera guerra de conquista, se trató de una rápida incursión musulmana y no difería de tantas otras: desde hacía años salían de los Pirineos hacia territorio franco.
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