Respuestas
La discriminación racial y las formas conexas de intolerancia son causas
comunes de la huida y pueden amenazar la protección de los solicitantes de asilo y de
los refugiados en las subsecuentes etapas del ciclo de desplazamiento. Estas pueden
manifestarse a través de la restricción en el acceso al asilo o afectando negativamente la
calidad del asilo. A los solicitantes de asilo y los refugiados les pueden negar el acceso
igualitario a los servicios públicos y pueden convertirse en objetivos de actos racistas.
Lo que frecuentemente comienza como imperceptibles expresiones de aversión e
intolerancia puede transformarse en discriminación institucionalizada, incitación al
odio, abusos verbales y físicos y, en última instancia, en delitos de odio.1
Las ideas
basadas en la superioridad de un grupo sobre otro pueden obstaculizar también la
búsqueda de soluciones duraderas. Estas pueden dificultar la integración en la sociedad
de acogida o el reasentamiento y hacer menos viable el retorno, especialmente si éste se
desarrolla en condiciones donde la paz es frágil y las tensiones raciales o étnicas son
altas. La discriminación basada en la raza, el color, el linaje o el origen nacional o
étnico, a veces en combinación con discriminación por otros motivos, también es una
razón recurrente para negar o privar de la nacionalidad y es, por lo tanto, una causa de
apatridia. La apatridia en sí misma con frecuencia conlleva a la discriminación y cuando
las poblaciones apátridas pertenecen a una minoría racial, étnica o de otro tipo, su falta
de nacionalidad puede reforzar los patrones existentes de discriminación.
Respuesta:
porque si esa ella respuesta me regalan estrelas