resumen del capitulo 22 del mago de Oz porfa es para hoy. ​

Respuestas

Respuesta dada por: marialoaiza88
9

Respuesta:

Los cuatro viajeros atravesaron sin problemas el resto del bosque, y cuando salieron a la luz vieron una escarpada montaña, cubierta desde el pie hasta la cima por enormes piedras.

—No va a resultar fácil escalarla —dijo el Espantapájaros—, pero debemos pasar al otro lado de cualquier manera.

Se puso entonces a la cabeza del grupo, y los demás lo siguieron. Casi habían llegado a la primera piedra cuando oyeron una voz ronca que gritaba:

—¡Alto!

—¿Quién eres? —preguntó el Espantapájaros. Y entonces apareció una cabeza por detrás de la piedra, y la misma voz dijo:

—Esta montaña nos pertenece, y no permitimos que nadie la atraviese.

—Pero debemos atravesarla —dijo el Espantapájaros—. Vamos al País de los Quadlings.

—¡No, no iréis! —respondió la voz, y del otro lado de la roca salió el hombre más extraño que habían visto jamás.

Era más bien bajo y gordo y tenía una cabeza grande, achatada en la parte superior y sostenida por un grueso cuello lleno de arrugas. Pero no tenía brazos, y al ver eso el Espantapájaros no creyó que tan desvalida criatura pudiera impedirles el ascenso a la montaña, así que dijo:

—Siento no acatar tus deseos, pero debemos pasar por tu colina te guste o no te guste. —Y echó a andar osadamente.

Explicación:

espero te sirva

Respuesta dada por: mariapaez8
1

Los cuatro viajeros atravesaron sin problemas el resto del bosque, y cuando salieron a la luz vieron una escarpada montaña, cubierta desde el pie hasta la cima por enormes piedras.

—No va a resultar fácil escalarla —dijo el Espantapájaros—, pero debemos pasar al otro lado de cualquier manera.

Se puso entonces a la cabeza del grupo, y los demás lo siguieron. Casi habían llegado a la primera piedra cuando oyeron una voz ronca que gritaba:

—¡Alto!

—¿Quién eres? —preguntó el Espantapájaros. Y entonces apareció una cabeza por detrás de la piedra, y la misma voz dijo:

—Esta montaña nos pertenece, y no permitimos que nadie la atraviese.

—Pero debemos atravesarla —dijo el Espantapájaros—. Vamos al País de los Quadlings.

—¡No, no iréis! —respondió la voz, y del otro lado de la roca salió el hombre más extraño que habían visto jamás.

Era más bien bajo y gordo y tenía una cabeza grande, achatada en la parte superior y sostenida por un grueso cuello lleno de arrugas. Pero no tenía brazos, y al ver eso el Espantapájaros no creyó que tan desvalida criatura pudiera impedirles el ascenso a la montaña, así que dijo:

—Siento no acatar tus deseos, pero debemos pasar por tu colina te guste o no te guste. —Y echó a andar osadamente.

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