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Respuesta:
LA PROFECIA DE ISAIAS
Isaías 7,14
"El Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí que la Vírgen concebirá, y dará a luz un hijo, y será llamado Emmanuel su nombre"
REFLEXION
a) Circunstancias históricas de la Profecía:
El segundo libro de los Reyes (capítulos 15 y 16) y el segundo libro de las Crónicas (capítulo 28) nos explican las circunstancias históricas de las palabras proféticas de Isaías.
Un breve resumen de estas circunstancias nos es útil ahora para ubicar la profecía en su contexto histórico. Nos situamos alrededor del año 730 a.C. Tiglat-Piléster III encabeza al imperio Asirio que, para acrecentar su territorio y dominio, decide invadir el reino de Siria, Israel y Judea. Con ello, pretende aproximarse y alcanzar posteriormente a su más grande enemigo: el imperio de Egipto.
Como es natural, Siria pretende hacerse aliados a Israel y Judea, para mejor defenderse, pero sobretodo a Judea, que es el reino más interesante por estar situado colindante a Egipto, la potencia de quien se espera a la postre la principal protección contra Asiria.
Razín, que radica en Damasco, es rey de Siria; Pecaj, que radica en Samaria, lo es de Israel; y, Ajaz, que radica en Jerusalén, lo es de Judea. Razín y Pecaj, más próximos a Asiria, hacen alianza y ambos la pretenden igualmente con Ajaz.
Debido a un no rotundo de Ajaz, ambos deciden atacar a Jerusalén y tomar la Judea exterminando a la vez a la familia de Ajaz, y no dejar a ninguno solo de sus descendientes. Es más, pretendían implantar como rey de Judea al hijo de Tabeel (Isaías 7,6), hombre no judío e idólatra. Con cosas así, Ajaz se llena de temor ante su inminente destrucción, y como se sobreentiende por la profecía de Natán profeta (2 Samuel 7,12-16), era consciente de estar en peligro la supervivencia de la dinastía davídica, de la que habría de nacer el Mesías, el Cristo. Sobre todo, por la amenaza declarada de establecer en Judá al mencionado hijo de Tabeel.
Estando, pues, así las cosas, Dios manda al profeta Isaías a reprenderle por su falta grave de fe y de desconfianza en la promesa de Dios, en que ha de perdurar Judea y salir de entre los hijos de David el Redentor. Ajaz confía más en los medios humanos que en Dios, y acude en auxilio al propio Tiglat-Piléster III entregando los tesoros del Templo por su rescate, añandiendo así al pecado cometido otro de sacrilegio y exponiendo la religión al vasallaje de los asirios.
Con motivo supremo de confianza con respecto al futuro de la Dinastía davídica, Isaías repite la promesa absoluta e incondicionada de la profecía de Natán: "Esto no ocurrirá ni se cumplirá" ; la dinastía no perecerá en ninguna hipótesis.
Como signo de que Dios es poderoso para realizar sobre la tierra el milagro de la liberación militar de Jerusalén, aunque humanamente hablando parezca imposible, Isaías ofrece un milagro que ayude a su fe vacilante. Con una fingida y falsa piedad Ajaz lo rechaza: "No he de pedir ni tentar a Yavhé". Isaías, lleno de indignación, reprende su hipocresía con la que intenta ocultar, bajo un velo piadoso, su falta de fe. A continuación, ya que Ajaz no quiere pedir un signo, Dios mismo asegura que va a darlo: "El Señor mismo os dará un señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y será llamado Emmanuel su nombre"
Explicación:
me das corona