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Respuesta: la cigüeña
Érase una vez una joven pero valiente cigüeña que, pese a su juventud, se aventuró a emprender un largo viaje y cumplir con su primera tarea, llevar a una preciosa niña a los brazos de su mamá.
Preparó todo para tan atrevida aventura, y una mañana empezó un largo camino desde los cálidos vientos del sur hacia los fríos de las estepas rusas. Vivió toda clase de aventuras, le sorprendieron tormentas, nieves e incluso un feroz ataque de una águila que, confundida, no llegó a comprender la hermosa labor que había comenzado la joven cigüeña.
Pese a todo, y ya malherida y tiritando de frío, vio las heladas aguas del río Volga, y en vertiginoso descenso, puso a la niña en el dulce regazo de un moisés que pese a su humildad, sería un cálido lugar donde mecerla y dejarla a los cuidados de su mamá.
Tras un breve descanso, y sintiéndose en una tierra extraña, emprendió el largo viaje de vuelta hacia su hogar, una antigua torre donde en un hermoso nido le esperaba su familia, la que se sentiría orgullosa de a pesas de su tierna juventud, haber terminado con éxito la bella labor para que las cigüeñas habían sido creadas.
Así, repetidamente, cumpliría con otros viajes a alejadas partes del mundo donde madres y padres esperaban la deseada llegada de sus bebés. Se sentía orgullosa con la tarea que la naturaleza le había concedido, aunque con tristeza escuchaba a veces las viejas historias que cigüeñas más experimentadas contaban de bebés que no siempre eran felices en los lugares donde con tanta ilusión los habían dejado.
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