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Carlos Iván Degregori fue un antropólogo excepcional por varias razones. Algunas eran parte de sus características personales, como tener una memoria auditiva y visual excepcional que le permitía no solo una observación constante y una lectura veloz, sino también un aprendizaje de otras lenguas con una gran facilidad. Estas características le facilitaban la acumulación de conocimientos muy diversos, los que tenía presente constantemente. Si bien es cierto que su gran capacidad perceptiva en un campo tenía un contrapeso en una reducción extrema de su olfato y gusto, es frecuente que el desarrollo extraordinario de un sentido en una persona se corresponda con las limitaciones de otro.
La percepción aguda y la capacidad de construir a partir de ella un discurso que nos permite entender más coherentemente una sociedad y su cultura es un elemento fundamental de la antropología. Sin embargo, por lo general los antropólogos, desde el origen de la disciplina, han sido miembros de grupos sociales o de naciones dominantes que observaban a los otros, por lo general subalternos. Y es frente a esta tendencia que sigue permeando a las antropologías que Carlos Iván Degregori resulta ser un antropólogo de avanzada.
Carlos Iván Degregori hace en su introducción al compendio de antropología peruana No hay país más diverso una atingencia para la antropología en el Perú: dice que esta se ha desarrollado “del estudio del otro a la construcción de un nosotros diverso”. Esta afirmación podría ser puesta en tela de juicio. Habría que ver si los antropólogos peruanos han dejado de lado su ímpetu inicial de construir a otros, indígenas, campesinos, migrantes y selváticos, en una sociedad marcada no solo por una diversidad cultural y étnica, sino también por una jerarquía entre los diversos grupos y una hegemonía de grupos de poder que dicen representar a la “cultura peruana”. Por algo, Juan Ossio, antropólogo también, es en este momento “ministro de Cultura” y no ministro de culturas. Los antropólogos por lo general afirman representar a los sujetos de sus estudios en el sentido de reflejar sus ideas y prácticas en los trabajos etnográficos resultantes de dichos estudios; sin embargo, esto es más que debatible. Ellos forman parte de sociedades y grupos sociales con características culturales específicas, y sus discursos por lo general lo reflejan.