La condonación de la deuda externa es la solución a este grave problema
AYUDA ES URGENTEEEE​

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Respuesta dada por: fideliaapolinar77
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Artículo relativo al problema de la deuda externa y cómo ésta conspira para que puedan desarrollarse los países, siendo una carga más que cualquier cosa, por lo cual es urgente tratar el tema ya sea de la reducción de deuda o de la condonación tomando en cuenta el coste social que la deuda genera.

Dos décadas después de la crisis que originó la declaración mexicana de suspensión de pagos de 1982, la deuda externa constituye todavía un problema grave para numerosos Países en Desarrollo (PED). El stock de deuda externa total de los PED, equivale a más de un tercio de su PNB, como promedio. Pero en los 41 HIPC -Países Altamente Endeudados y de Bajos Ingresos- la relación "deuda externa a largo plazo / PNB" alcanzaba un insostenible 77% al finalizar los años 90. Es como si España adeudara alrededor de 77 billones de pesetas. Además, en algunos países que padecieron conflictos armados, como Angola, Mozambique o Nicaragua, el ratio "deuda total / PNB" superaba el 300%, lo que es sencillamente abrumador. El pago del servicio de la deuda supone así, todavía hoy, la transferencia de más del 4% del Producto Nacional Bruto (PNB) del mundo en desarrollo, como promedio -como si España pagara todos los años 4 billones de pesetas a acreedores externos-.Como es conocido, el proceso del sobre-endeudamiento ha sido perverso debido al ascenso que registraron los tipos de interés a comienzos de los 80, lo que disparó el servicio de la deuda y motivó una "espiral" de endeudamiento -acumulación de nuevos préstamos para pagar las devoluciones-, muy difícil de atajar. En Latinoamérica, la deuda aumentó en 134 mil millones de dólares entre 1982 y 1990, a pesar de que, en el mismo periodo, transfirió a los países desarrollados la cantidad neta de 223.600 millones de dólares -25 mil millones de dólares anuales de media-. Otro ejemplo: entre 1991 y 1995, la deuda de los PED se incrementó en medio billón de dólares, mientras los préstamos recibidos en ese período ascendieron a poco más de 100 mil millones. Es decir, por cada nuevo dólar recibido como préstamo en los PED, la deuda se incrementó en más de cuatro. Ello indica que se utilizó buena parte de los nuevos préstamos en el pago del servicio de la deuda, con lo que ésta se multiplicó sin cesar. La imposibilidad para muchos países de hacer frente al servicio de la deuda es manifiesta todavía hoy, años después de la aprobación de los primeros programas de reestructuración, y ello sea cual sea el enfoque elegido para analizar si la deuda es sostenible o no. Por ejemplo, al finalizar los 90, las IFI consideraban insostenible la deuda cuando la proporción "deuda total / exportaciones" superaba el 200-250% o el ratio "servicio de la deuda /exportaciones" excedía el 20-25%. Pues bien, en esos años, 81 países superaban esas proporciones. Otra cifra ilustrativa: en esos 81 países, el servicio de la deuda superó el 4% del PNB. La magnitud colosal de este ratio confirma una vez más que el problema del sobre-endeudamiento no se limita a los 41 HIPC. Por otra parte, el 4,4% del PNB pagado por los PED en promedio como servicio de la deuda al finalizar los 90 supera el gasto público total en educación de estos países, situado en esos años en el 3,6% del PNB, y más que duplica el gasto público en salud -el 2,1% del PIB-. Los PED se ven forzados así a desatender la educación y salud de su población, con el consiguiente impacto sobre la pobreza. Pero no son esos los únicos impactos negativos del sobre-endeudamiento en el país deudor, pues las divisas requeridas para el servicio de la deuda compiten con las necesarias para financiar las importaciones de bienes y servicios del país, con consecuencias adversas sobre el crecimiento económico. La tasa de crecimiento se ve también afectada por la retracción que provoca el recorte del gasto público en la inversión pública y privada. Y, en fin, los desequilibrios fiscales -el déficit público- inducidos por el pago del servicio de la deuda aumentan la presión sobre los mercados de capitales, con un efecto negativo sobre la financiación de la inversión.

A pesar de la gravedad de la situación, los programas de reducción de deuda han sido tardíos e insuficientes. En lo que respecta a la deuda oficial bilateral, cuya reestructuración se discute en el Club de París, no se admitieron quitas o reducciones de la deuda hasta 1988, de acuerdo a los Términos de Toronto. Las reducciones aprobadas en

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