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La cantidad de dolencias que, según los chinos, cura el ejiao, un alimento que se fabrica con gelatina de piel de burro, es difícil de enumerar. Puede usarse para el insomnio, el mareo, la menstruación irregular, la anemia, la circulación sanguínea e, incluso, para “reabastecer el yin”. Pero ha sido tal el éxito del Colla Corii Asini, como se le conoce popularmente, que no solo está dejando a China sin asnos, sino que ha disminuido los rebaños africanos.
Para evitar que el éxito medicinal de los burros en China extinga sus propios animales, son varios los países que han prohibido la exportación de sus pollinos. Burkina Faso fue el primero en anunciarlo en agosto, seguido de Níger un mes después. Pero la piel de burro, también ha venido de otros países.
Según explica el periódico español El País, las cifras de la agencia del puerto de Qingdao, uno de los más grandes de China, indican que la entrada de piel de burro creció casi 150% entre 2013 y 2015. Paso de importar 9.32 toneladas a 22.44, donde México, Perú y Egipto fueron los países que lideraban la procedencia.
Burros, ¿a punto de perderse por la medicina tradicional?Las cifras parecen respaldarse unas a otras. Mientras en China se producen cerca de 5.000 toneladas de ejiao al año, la población de burros en el país ha caído un 3,5 cada año desde los 90. Y es que para producir el ejiao anual, se necesitan 4 millones de pieles, de las cuales solo 1.8 millones son de burros chinos. Lo que demuestra que el apetito voraz por curar ciertas enfermedades ha diezmado su población: de los 11 millones de estos animales que había hace un cuarto de siglo, sólo quedan entre 4 y 5 millones, según el Anuario Estadístico de la Ganadería China.
A su uso para el ejiao, explica Macarena Vidal de El País, se le suma la falta de subsidios por parte del gobierno Chino para criar estos animales, que, en cambio, sí tienen las vacas o los cerdos. Además, la carne de burro es un alimento común. En regiones del norte de China, se sirve en una especie de pastelillo que lo ha llevado a considerarse una especialidad.
“La industria está estudiando nuevos productos como la leche de burra o la sangre de burro. Se está convirtiendo en un sector prometedor, y por ello el Gobierno ha empezado a prestarle más atención, con subsidios para las grandes granjas que críen más de un millar de burros, así que posiblemente veamos un aumento de esta industria y de la población de burros para 2020”, afirmó Sun Yujiang, profesor de la Universidad de Agricultura de Qingdao y secretario general de la Unión de Estrategia e Innovación Tecnológica de la Industria del Burro, al diario español.
Pero mientras China termina de descifrar cómo no quedarse sin burros, la “piratería” de pieles de asno aprovecha a hacer de las suyas. Pieles de caballos, cerdos o bueyes estén empezando a usarse en el “mercado negro” para producir ejiao. La aparente eficacia y los altos precios de esta gelatina - Según la Asociación de Productores de Eijao en Shandong, en 2010 una piel de burro costaba menos de 500 yuanes (unos 75 euros), mientras que hoy día sobrepasa los 2.600 yuanes (300 euros) - están seduciendo al mercado ilegal. Sin embargo, según anuncian los expertos, las propiedades “mágicas” que tiene el cuero de burro no se pueden reemplazar, por lo que seguirán siendo un producto que, cada vez más, llega con mayor fuerza a los puertos chinos.
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