• Asignatura: Castellano
  • Autor: kamilagalvan012
  • hace 11 meses

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El doctor Jules de Cotard reportó una vez un caso inquietante: una mujer joven estaba absolutamente segura que ya había muerto. Aseguraba que varias partes de su cuerpo ya habían desaparecido, que era inútil tener que comer y que estaba condenada por toda la eternidad a permanecer en ese estado. El doctor Cotard lo llamó un “delirio de negación”.

Lo curioso es que es un caso que se ha venido detectando en muchos otros pacientes sometidos a depresiones severas. Después de pasar cierto tiempo en estados anímicos tristes y desesperanzados, no se sabe en qué momento el cerebro hace clic y la persona empieza a sentirse muerta, carcomida, en putrefacción. Hoy en día, en honor a ese primer doctor que lo detectó, se llama a esta enfermedad el síndrome de Cotard. Varios pacientes de esta dolencia aseguran que sus entrañas están en descomposición y empiezan a sufrir alucinaciones olfativas: su cuerpo les huele a carne podrida y a todas horas sienten hedores inmundos a su alrededor. Y, para ser consecuente con esta idea, una obsesión los aqueja: si ya están muertos entonces no se pueden morir otra vez. Es decir, creen que ese estado perdurará para siempre, que están condenados a vivir en ese infierno, que no hay manera de mejorarse, de salvarse. Son seres que andan por la calle, que están en la fila del cine, que están en alguna cafetería o que leen la prensa en el banco de cualquier parque, y que se saben zombis, seres fantasmas, muertos vivientes.

Con pocos años de diferencia, otro médico, el doctor Jean Marie Joseph Capgras, detectó otra obsesión extraña: una paciente suya de 74 años afirmaba que su esposo había sido reemplazado por un doble, por otro hombre idéntico, pero ella sabía que ese intruso no era su marido. El doctor Capgras llamó a esta enfermedad “la ilusión de los dobles”. A partir de entonces se han venido estudiando varios casos de individuos que aseguran que alguien muy cercano a ellos ha sido reemplazado por un impostor. Están convencidos de que otros seres están entre nosotros usurpando la identidad de nuestros allegados. Muchos delirios con espíritus o con visitantes invisibles son derivaciones de esta dolencia o guardan con ella extrañas similitudes. Hoy en día, en honor a ese médico que la estudió por primera vez, se le llama el síndrome de Capgras.

Respuestas

Respuesta dada por: bvaleriavp
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perdón no recuerdo

perdón de verdad Losiento mucho

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