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A lo largo de 2019, treinta personas perdieron la vida, y las amenazas continúan. "Me han amenazado. Tengo amigos que están amenazados. Vivimos permanentemente en el miedo porque sabemos que no podemos contar con la protección del Estado", explica Dinamam Tuxá, activista de la organización Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil.
Nadie sabe exactamente quién está detrás de estos ataques. Pero a veces las amenazas son insidiosas. “Las poblaciones que viven cerca de las zonas de cultivo reciben pesticidas, pero en realidad son armas", afirma Michèle Rivasi, eurodiputada francesa del grupo de los Verdes. "Fumigan los pueblos con sus aviones para hacerlos morir lentamente, para que enfermen y se vayan. Es decir, no sólo usan los pesticidas para los cultivos, también los utilizan como arma para vaciar los pueblos indígenas situados en cerca de los campos”.