una fábula inventada de las avispas

doy Corona ​

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Respuesta dada por: rosycon
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Revoloteaba entre las flores una hermosa mariposa que observaba el ir y venir de las trabajadoras avispas. Todos los días estaban allí, recolectando el polen para llenar las celdas de su colmena. En verdad eran los insectos más laboriosos.

Y la mariposa, por su parte, era graciosa, elegante y siempre tenía buenas palabras para todos. A ella le encantaba hablar con las avispas, y ellas, a veces, se paraban un rato a charlar con ella.

Las abejas le habían dicho que podía hacer lo mismo que ellas. Y que si necesitaba algo, ellas se lo darían para que comenzara a trabajar.

Un día, la mariposa pensó en el trabajo de las abejas, y en la oferta que en su día le hicieron. Realmente era muy provechoso: ellas llenaban su colmena de alimento para tener suficiente durante el invierno y poderse dedicar entonces a otros menesteres.

Entonces pensó la mariposa…

– ¿Y si hago yo lo mismo? No es tan difícil… yo sé recolectar polen… Les pediré un poco de cera a mis amigas las avispas para empezar a formar mi colmena.

La mariposa fue a visitar a sus amigas a la colmena, y les pidió un poco de cera.

– ¡Amigas avispaas! ¿Podríais dejarme un poco de cera para construir una colmena como la vuestra?

– Oh, qué lástima- dijo la primera avispa- Ya no me queda nada. La gasté toda.

– Yo tampoco tengo… si esperas uno o dos días- dijo la segunda avispa abriendo su ventana.

– A mi me queda muy poca- dijo la tercera avispa- Lo siento, pero no puedo darte nada.

La mariposa se alejó volando de allí, muy triste porque acaba de recibir una demoledora lección: no te fíes de las promesas de otros, porque cuando se trata de compartir, las cosas cambian.

Moraleja: De los que muchos te ofrecen, cuando tengan que dar, algunos de pronto tuvieron pero ya no tendrán, otros estarán por tener, muchísimos tendrán y se lo guardarán y los que menos, tendrán y lo compartirán.

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