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El más completo estudio del genoma del cerdo revela nuevas semejanzas con el hombre. El análisis, publicado por la revista Nature, confirma el intéres de este animal como modelo para la investigación biomédica.
“Esta publicación es el resultado de una colaboración internacional de más de 10 años”, subrayó David Milan, jefe del departamento de genética animal del Instituto Científico de Investigación Agronómica (INRA), donde se inició el consorcio internacional para la secuenciación del genoma del cerdo.
Los científicos han comparado el genoma del cerdo doméstico (Sus scrofa domesticus), que se encuentra normalmente en las granjas, con el de 10 razas de jabalíes presentes en Europa y Asia. También compararon su genoma con el del hombre, el ratón, el perro, el caballo y la vaca.
El cerdo y su primo el jabalí comparten muchos puntos comunes con los humanos: saben adaptarse, colonizan territorios y dañan a menudo su propio hábitat; se dejan domesticar, pero vuelven a la vida salvaje cuando las condiciones son propicias…
El cerdo también está cercano al hombre desde el punto de vista anatómico y fisiológico, y ya ha sido utilizado para curar a los humanos: cirugía cardiaca (válvulas aórticas), producción de heparina (anticoagulante)… Esta proximidad lo convierte también en un buen candidato para el trasplante de órganos.
El análisis del genoma revela nuevas similitudes con el hombre que le ha domesticado hace 10.000 años.
Los investigadores han identificado en el animal un cierto número de mutaciones que influyen en las enfermedades humanas, como la obesidad, la diabetes o las enfermedades de Parkison y Alzheimer.
El cerdo podría llegar a ser “un modelo útil” para estudiar estas enfermedades humanas y su tratamiento, explicó uno de los investigadores, Alan Archibald (Universidad de Edimburgo).
En el campo de la reproducción, el análisis del genoma del cerdo podría favorecer la selección de animales para producir una carne de mejor calidad, a menor costo, y con un impacto menor en el medio ambiente.
Los ancestros del cerdo doméstico aparecieron en el sureste asiático entre 5,3 y 3,5 millones de años antes de nuestra era y emigraron progresivamente hacia Eurasia. La comparación entre los jabalíes asiáticos y europeos revela una escisión hace cerca de un millón de años y diferencias genéticas tales que pueden ser consideradas como subespecies distintas.
El estudio de los genes que gobiernan las características propias al puerco podría permitir comprender las circunstancias en las que fue domesticado por el hoombre. Su capacidad para comer lo que al hombre no le gusta en absoluto puede ser una de las razones, sugieren los investigadores.
Y es que si el cerdo presenta un mayor número de genes olfativos (1.301) que el hombre u otros mamíferos, lo que le da un excelente olfato, por lo que es utilizado por el hombre para buscar trufas por ejemplo, en cambio tiene un pésimo gusto.
El análisis genómico muestra que los cerdos tienen menos genes codificadores para la recepción del sabor amargo que los humanos y que los genes implicados en la percepción de algunos sabores dulces son diferentes en el cerdo y en el hombre.
El cerdo también puede tragar alimentos salados o considerados como repugnantes por el hombre.