Presenta las características de discriminación de hombre a mujer y viceversa en mapa conceptual. para una tarea
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sentidos una respuesta en contra del feminismo de la primera ola, que no reconocía la diferencia, sino que se afirmaba como igual al hombre. El discurso de los polos opuestos quedaba atrás. En este sentido, es la misma Betty Friedan quien escribe un texto al que denominó La segunda fase (1981); aquí incluye a los hombres y a los niños como sujetos que acompañan a las mujeres. Señala que la cuestión de la igualdad es un hecho que está siendo transformado y que existe una nueva realidad personal y política para mujeres y hombres.
En un primer momento, la lucha estaba centrada a conseguir participación total, poder y voz activa de las mujeres en procesos políticos, sociales, laborales, sexuales y reproductivos etc. En ese sentido el primer estado está logrado. Ahora viene el segundo estado, en el que se vislumbra a las mujeres dentro de una familia y trabajo. Este segundo estado no es una lucha contra los hombres. Se debe poner atención en aspectos como la división de responsabilidades en relación a los hijos y al trabajo doméstico. El feminismo de este segundo estado debe enfrentarse a la familia con una actitud diferente y adaptarse a la revolución moderna, con una mirada de equiparación de derechos y responsabilidades para ambos sexos (Friedan, 2000).
Según Susana Tedeschi (2013), Betty Friedan fue una mujer adelantada a su tiempo, nunca bajó la guardia en los problemas que siempre la preocuparon: la reestructuración de lo doméstico-familiar y la paridad económica-laboral entre hombres y mujeres, dos frentes en los que abrió brecha y que la convirtieron en la figura más emblemática del feminismo en la década de 1960, en la que todo estaba por hacer. Beauvoir y Friedan serán recordadas como dos de las activistas que más contribuyeron a trazar un camino hacia la igualdad real entre los géneros (Bébel, 2004).
En una entrevista realizada a Betty Friedan en el año 2000 por Isabel Martínez Lozano, la activista arremetió contra la concepción paternalista de la vida femenina, que define como ''confortable campo de concentración'' y contra la mística de su estatus de sometimiento y dominio. Insistió especialmente en que esa mística de la feminidad es producto de un sistema económico muy concreto y no del resultado del instintivo afán de dominio de un sexo sobre otro. Aquí señaló:
Lograr una paridad de género con respecto a los ingresos es la principal prioridad para lograr la igualdad en su totalidad. La igualdad económica es una gran necesidad para las mujeres. Tener un empleo que brinda ingresos significa que la mujer puede tener además una fuerza más igual en el proceso político. Pero los ingresos no constituyen el único beneficio que las mujeres encuentran en el trabajo. Más allá de lo monetario es imprescindible formar parte del trabajo continuo de una sociedad. No obstante, los ingresos son algo tan importante en la sociedad actual que de ellos depende la igualdad o la exclusión (Friedan, 2000).
La tercera ola feminista comienza en los años 90 y se extiende hasta la actualidad; constituye una continuación y una reacción a las lagunas que se perciben en el feminismo de la segunda ola. Según Verónica Granados (2006) es difícil hablar de una tercera ola, principalmente en países en vías de desarrollo donde en muchos ámbitos siguen sin superarse los dilemas de la primera ola. Todavía en Francia, Estados Unidos y el Reino Unido, países que han contribuido enormemente al acervo feminista, los dilemas de la primera y segunda ola son motivo de intensos debates.
La tercera ola feminista intentaría una espiritualización ética del contrato social, donde la mujer siga siendo reconocida como una alteridad radical, un ''otro''