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Respuesta:
El acto de pensar es sumamente discreto; pensar es respetar. Para pensar un contenido es menester que el acto de pensar se oculte; si no se oculta, es imposible
conocer un contenido. Dicha discreción se describe estrictamente así: la presencia es el ocultamiento que se oculta… El pensamiento, de suyo, no es soberbio,
sino enteramente humilde porque actúa a favor de. La presencia abre lo abierto
y eso es un beneficio… Si la presencia no se ocultara, no podría ser la presencia
de lo abierto, sino que se haría vanamente presente. La presencia no se presenta,
sino que se oculta.1
La presencia mental presenta lo presentado, pero no se presenta. El acto
de conocer un objeto pensado (i.e. ‘perro’) se limita a presentarlo. Si se presentase a sí mismo, en la medida en que lo hiciese, no presentaría el objeto
pensado y, además, no podríamos distinguirlo de él. Pero es claro que un acto
de pensar es una realidad concreta, mientras que una forma pensada es de
orden ideal y universal. Por eso la teoría reflexiva de la verdad, es decir, esa
opinión que sostiene que un acto de conocer se conoce a sí mismo a la par que
conoce el objeto conocido es, sin más, un sinsentido2. Pues bien, del mismo
modo que todo conocer humano no se presenta sino que se oculta, lo mismo
cabe decir de la humildad
Explicación:
ESPERO TE SIRVA :)