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También tengo esa pregunta
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La felicidad en el mundo kantiano no depende del destino ni de los demás, sino de uno mismo, de la persona, es decir, de su propio comportamiento y carácter. Según el filósofo nihilista la felicidad es una especie de control que uno tiene sobre su entorno.
Kant insiste en que la moralidad y la felicidad son bienes heterogéneos, que el primero tiene prioridad absoluta sobre el segundo y que en casos de conflicto la aspiración a la felicidad debe dejarse de lado en aras del deber moral.
La felicidad, entonces, está subordinada a la moral. Nótese también que la felicidad a la que podemos aspirar debe ser proporcional al grado de
desarrollo de nuestra vida moral. Estas ideas indican
con claridad que lo importante para Kant no es ser
felices sino ser dignos de esa felicidad. Por eso es deber
humano, nos dice, luchar por el más alto bien (virtud
y felicidad) y hacer de ello el objeto de toda nuestra
conducta. En otros términos, debemos merecer la felicidad.
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