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Una educación de buena calidad es la base de la salud y el bienestar. Para que las personas lleven una vida sana y productiva, necesitan conocimientos para prevenir enfermedades y dolencias. Para que los niños y adolescentes aprendan, necesitan estar bien alimentados y sanos. Las estadísticas del Informe de seguimiento de la educación en el mundo de la UNESCO muestran que el logro de niveles más altos de educación entre las madres mejora las tasas de nutrición y vacunación de los niños, al tiempo que reduce las muertes infantiles prevenibles, la mortalidad materna y el VIH.
La educación es un catalizador del desarrollo y una intervención sanitaria por derecho propio. La Declaración de Incheon de 2015 confirma que la educación desarrolla las habilidades, los valores y las actitudes que permiten a los ciudadanos llevar una vida sana y plena, tomar decisiones informadas y responder a los desafíos locales y globales.
El objetivo de la UNESCO, como se describe en la Estrategia de la UNESCO sobre educación para la salud y el bienestar, es apoyar la contribución de los sectores educativos nacionales para acabar con el SIDA y promover una mejor salud y bienestar para todos los niños y jóvenes. La Organización está comprometida con el fortalecimiento de los vínculos entre la educación y la salud, reflejando el creciente reconocimiento internacional de que se necesita un enfoque más integral de la salud escolar y una acción coordinada en todos los sectores.