• Asignatura: Religión
  • Autor: anaf87382
  • hace 1 año

¿Cómo se desarrolló la Renovación interior de la Iglesia?

Respuestas

Respuesta dada por: alxgama2020
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Respuesta: te toca leer jaja

Explicación: 1. Preámbulo: cinco siglos después del nacimiento de Santa Teresa de Jesús

Quinientos años después de su nacimiento, Santa Teresa de Jesús (1515-1582)

sigue provocando el asombro cultural y espiritualmente. Bastará con unas indicaciones

tomadas de la prensa reciente. Gustavo Martín Garzo, en la cuarta página de El País del

sábado 11 de octubre de 2014, en un bello artículo titulado «La esposa de la canción»,

subrayaba este aspecto: «cinco siglos después de su nacimiento seguimos leyéndola con

gozo». El lema de sus preciosas reflexiones está tomado de la descripción de la Santa de

Ávila que hiciera el filósofo rumano E. Cioran: «era una esposa de la canción, un

corazón traspasado, el misterio del solitario, de una pasión divina imparcial, la misma

fuerza, lo mismo… Todo su tambaleo en un trance de éxtasis es la esposa del Cantar

que deambula y no encuentra, es todo el embebecimiento sabroso, es la esposa de la

canción que ha logrado su propósito, o que ha sido secuestrada por sorpresa».

El comentario hilado por el escritor vallisoletano ahonda en este mismo punto:

Teresa habla del Dios en el que cree como la esposa del Cantar habla de su amado. Su

Dios no es una idea abstracta, como el Dios de las religiones, sino que tiene una

dimensión humana. Y recurre a ese pasaje del Libro de la Vida (29, 13), que narra uno

de esos encuentros y que bien pudiera haber servido de inspiración a Gian Lorenzo

Bernini para esculpir la famosa imagen de la transverberación y del arrobamiento

teresiano:

«Vía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo

ver sino por maravilla. [...] No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el

rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos

se abrasan. [...]. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me

parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas

veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo

y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que

me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone ese

grandísimo dolor que no hay que desear que se quite, ni se contenta el alma con

menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de

participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre

el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que

miento».

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El literato castellano, psicólogo de formación, afirma que los pasajes en los que

Teresa narra sus arrobamientos y sus raptos nada tienen que ver con los delirios de un

psicótico. Un delirio es un sueño que no se puede compartir. Teresa, que es capaz de

narrar esos encuentros, es más bien esa amante que sufre trastornos y llega a enfermar

en su camino de perfección. Santa Teresa es «como el trapecista que vuela a lo alto,

pero sabe que tiene que descender, ocuparse de sus monjas, de su escritura, de sus

compromisos con el mundo y con su propia fe». Y remacha: «Por eso, quiere reformar

el Carmelo, para hacer frente a esos compromisos. Para ella un convento es un lugar

donde vivir». Hemos llegado así al tema propio de esta conferencia, «Renovación y

reforma de la Iglesia: una perspectiva histórica», que ha de servir de marco a este ciclo.

Con todo, el mejor fruto de este curso será volver a leer los textos mayores de la

Santa: el Libro de la Vida (1565), Camino de perfección (1566), el Libro de las

fundaciones (1573-1582), las Moradas o castillo interior (1577)1

. De todos ellos les

hablarán buenos especialistas. Se ha dicho que la prosa de esta mujer, doctora de la

Iglesia y una de las cumbres de la mística universal, es quizás la más destacada del

Siglo de Oro, después de la de Miguel de Cervantes, que asombra por su sencillez, su

claridad y su musicalidad interna. De su escritura dice Gustavo Martin Garzo: «Escribir

para ella es relacionarse con lo que desconoce. La búsqueda de un interlocutor

providencial que le haga decir lo que no sabe explicar; la espera, en suma, de la gracia.

(…) Tal es el misterio de Santa Teresa, y lo que hace que cinco siglos después de su

nacimiento podamos seguir leyéndola con gozo: transforma la religión en poesía».


anaf87382: cgon eres
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