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permanente, pero no necesariamente consciente, entre ser un partido liberal y otro conservador. En las propuestas políticas actúa como partido moderno y en los temas relacionados con la moral personal, como uno doctrinario.
Su propuesta energética es más liberal que la hecha por el PRI y desde luego el PRD. Su iniciativa retoma las mejores prácticas de los países petroleros. Lo mismo puede decirse de la reforma política, que presenta ideas novedosas.
El PAN de matriz liberal queda borrado por su conservadurismo en temas como el derecho de las mujeres, en el marco de una clara regulación, a abortar, el matrimonio entre personas de un mismo sexo y la posibilidad de la adopción por parte de ellas. Estos temas que tienen que ver con que la ampliación de los derechos se ha convertido en piedra de toque, sobre todo, entre las mujeres y los jóvenes, para identificar quién es tolerante, moderno y progresista.
La argumentación del PAN es que esos temas son cuestión de doctrina y su postura no puede cambiar porque sería traicionar los principios que le dan origen.
Conozco panistas que piensan distinto, pero son posiciones personales y no las que oficialmente sostiene el partido.
Éste, en los hechos, niega la posibilidad de que la cultura y los valores cambien como resultado de la acción humana que transforma la realidad.
No está en duda que deba tenerse una ética y que rige el comportamiento, pero ésta no es inamovible y se modifica y perfecciona con el tiempo. Lo mismo pasa con el campo del Derecho. Hace apenas 50 años, sólo había derechos políticos; ahora hablamos de derechos de cuarta o quinta generación que son producto de la construcción y el progreso de la sociedad.
En esta discusión, el PAN no hace mención de cuáles son sus referentes. No lo es la Iglesia Católica que mantiene una posición más abierta en materia de moral sexual.
Buena parte de las grandes teólogas y teólogos morales sostienen que la decisión de abortar y el matrimonio entre personas de un mismo sexo es un derecho que debe respetarse.
Es cierto que buena parte de quienes piensan así fueron censurados por el cardenal Ratzinger y el Papa Juan Pablo II.
El PAN oficial indica que no puede ceder en esta materia en aras del humanismo que promulga, pero hay diversos humanismos.
En materia de ampliación de los derechos que es propia del liberalismo, el PAN pareciera discutir sólo consigo mismo y no con los filósofos que trabajan hoy el tema de la ética o con los grandes teólogos morales.
Para el PAN, los temas de la ética personal a los que se ha hecho referencia se han convertido en centrales para definirse como un partido conservador que se niega a dialogar con la modernidad. El PAN debe cambiar por cuestiones de principios, ponerse al día en la discusión, pero también por conveniencia política, para poder conectarse con las mujeres y los jóvenes de las nuevas clases medias mexicanas.