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Respuesta:
Para nuestros abuelos tenía valor de aforismo o de artículo constitucional este refranejo
«Iban los indios a verlos arar, asombrados de una cosa para ellos tan monstruosa, y decían que los españoles, de haraganes, por no trabajar, empleaban aquellos grandes animales».
Fue don Antonio Solar aquel rico encomendero a quien quiso hacer ahorcar el virrey
Más de un siglo después, bajo el gobierno del virrey duque de la Palata, se publicó un bando que los curas leían a sus feligreses después de la misa dominical, prohibiendo a los indios comer pepinos, fruta llamada por sus fatales efectos mataserrano. Llegó la época en que el melonar de Barranca diese su primera cosecha, y aquí empieza nuestro cuento. El mayordomo escogió diez de los melones mejores, acondicionolos en un par de cajones, y los puso en hombros de dos indios mitayos, dándoles una carta para el patrón. Habían avanzado los conductores algunas leguas, y sentáronse a descansar junto a una tapia.
Como era natural, el perfume de la fruta despertó la curiosidad en los mitayos, y se entabló en sus ánimos ruda batalla entre el apetito y el temor. Escondamos la carta detrás de la tapia, que no viéndonos ella comer no podrá denunciarnos. La sencilla ignorancia de los indios atribuía a la escritura un prestigio diabólico y maravilloso. -Bien discurrido -contestó el otro mitayo.
Llegados a casa de don Antonio pusieron en sus manos la carta, en la cual le anunciaba el mayordomo el envío de diez melones. Don Antonio, que había contraído compromiso con el arzobispo y otros personajes de obsequiarles los primeros melones de su cosecha, se dirigió muy contento a examinar la carga. El mayordomo me manda diez melones y aquí faltan dos -y don Antonio volvía a consultar la carta. -Ocho no más, taitai -contestaron temblando los mitayos.
Alcanzó a oírlo don Antonio y les gritó
-Sí, bribonazos, y cuidado con otra, que ya saben ustedes que carta canta.
Explicación:
SI, por que si xd
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