Respuestas
1.- Es cierto que algunas veces Dios permite el mal, pero siempre para sacar bienes de los mismos males. Por ejemplo, para que el pecador reconozca su falta y se arrepienta; para que el justo expíe sus faltas en este mundo, gane así mayor gloria en el cielo y dé buen ejemplo al prójimo con su paciencia; para que los hombres vivan más despegados de las cosas de la tierra, porque esta vida es tiempo de prueba y no de premio, etc., etc.
No nos engañemos con el aparente triunfo de algunos malos. En primer lugar, porque el triunfo del malo se limita a esta vida, donde la experiencia enseña que no se da triunfo completo y libre del mal. Pero sobre todo, porque el que peca es un fracasado para la eternidad, que es donde el fracaso es completo e irremediable. El único que triunfa es quien se salva.
2.- No fue Dios quien hizo la muerte y la maldad en el mundo, debido a la desobediencia del hombre, la muerte entro al mundo, y esta seguirá eternamente
Por su pecado, Adán, en cuanto al ser el primer hombre, perdió la santidad y la justicia originales no solo para él, sino para toda la humanidad. Como consecuencia del pecado original, la naturaleza humana quedó espiritualmente debilitada y sometida al sufrimiento y al pecado.
3.- El pecado es una acción contraria a la ley natural y por lo tanto contraria a la voluntad de Dios. Es una ofensa a Dios, por la que el hombre pierde la gracia y la amistad, conjuntamente con la relación a Dos por cualquier método. El pecado lesiona la naturaleza humana y atenta contra la solidaridad humana. La raíz de todo pecado radica en el corazón humano, teniendo como una causa posible la tentación, siendo esta una propuesta aparentemente agradable e inocente, que sin embargo lleva como real objetivo la separación del hombre y Dios.
4.-El pasaje de la Biblia que nos relata la curación de un ciego, nos da a entender que cada uno es responsable de sus pecados y que Dios no manda sufrimientos y males a la tierra por los malos actos que una persona haga personalmente.
5.-La historia del Santo Job nos da el ejemplo de un hombre que sufrio muchas desgracias, culpándolo los demás, como si fuera castigo de Dios. Dios no castiga, el hombre pues no es nadie para juzgar la voluntad de Dios, ya que nuestra mentalidad humana no puede comprender el porque de las cosas, los misterios de Dios y su voluntad. Esto es lo que se trata de rescatar con el libro de Job.