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Enchufa y configura un mando de Xbox One en tu ordenador con Windows 10 (o un tablet). Los ordenadores con este sistema operativo cuentan con soporte nativo para los mandos a distancia de Xbox One, por lo que lo único que tendremos que hacer será conectar el mando vía USB, esperar a que se instalen los drivers y listo.
Lanza la aplicación de Xbox en Windows 10. Es totalmente gratuita y, además, ya está integrada en el propio sistema operativo.
Crea una cuenta Xbox Live o loguéate en una ya existente. Después de abrir la aplicación, podrás ver la pantalla de inicio donde elegir cualquiera de las dos opciones. Ambas son sencillas y solo hay que seguir una serie de pasos.
Enciende tu Xbox One. Lo mejor es tenerla colocada en el mismo lugar del ordenador para configurar rápidamente ambos dispositivos, aunque si no te importa moverte, sigue adelante.
Conecta tus dispositivos. Asegúrate de que tanto el PC como la Xbox One están conectados a la misma red, ya sea de forma inalámbrica como alámbrica. En ese momento, dirígite a las preferencias de Xbox One a través del menú de Ajustes y asegúrate que la opción de permitir el streaming de videojuegos a otros dispositivos está activada. Posteriormente, dirígite a la app de Xbox en el PC y, en la barra izquierda, pulsa en el botón Conectar. Normalmente debería verse la consola listada como una opción de conexión, algo que clicaremos para comenzar con el emparejamiento.
Disfruta de tus videojuegos en el PC. Una vez conectados los dispositivos, tan solo tendrás que utilizar la opción de stream para comenzar a jugar. De esta forma, podrás jugar a cualquier título que en esos momentos esté ejecutándose en la Xbox One, todo ello “en directo”. Puedes lanzar el juego tanto desde la Xbox como desde la app, aunque se necesitará tener el disco del videojuego en la consola (en el caso de que se trata de formato físico).