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De las 140 empresas florícolas que deben pagar los impuestos al Municipio de Cayambe correspondientes al 2002, únicamente cumplieron con su obligación 20.
La Alcaldía tiene previsto recaudar por este concepto más de 1.000 dólares, cuyos recursos se invertirán en el mejoramiento del cantón porque la población creció, de 50.000 a 70.000 personas con el crecimiento de las plantaciones de flores. Las personas llegaron a Cayambe desde varios lugares del país y reclaman servicios básicos.
La población ha crecido a ritmos inusitados, y con esto, se ha encarecido la vivienda, los terrenos, los arriendos disminuyó la calidad de los servicios básicos y faltan centros de salud, seguridad, educación y recreación.
Diego Bonifaz, alcalde de Cayambe, indicó que el Municipio no tiene recursos para entregar servicios básicos, por lo tanto espera el aporte de las empresas florícolas. "Los floricultores están esperando que el Congreso Nacional se ponga en precios reales en la Reforma a la Ley de Régimen Municipal, pero las leyes ecuatorianas todavía están hechas para precios ficticios".
Si el Congreso no aprueba la reforma, el Municipio de Cayambe empezará a cobrar los impuestos a las florícolas vía coactivas, aseguró Bonifaz.
La producción florícola se desarrolló con gran dinamismo en el cantón en la década de los 80, creciendo a ritmos superiores al 20 por ciento anual hasta 1997, año que por decreto municipal se prohibió la implantación de nuevas fincas. Desde entonces, aunque el número de empresas no aumentó, continúa el crecimiento de la superficie cultivada. Al momento en más de 1.000 hectáreas se cultivan flores para la exportación.
La tierra subió de precio
Pero el crecimiento del sector floricultor en Cayambe incidió también en el aumento del valor de la tierra. El valle es el más caro porque cuesta 14 mil dólares la hectárea; en la ceja andina 900 dólares y en el páramo 200 dólares el mismo espacio.
Para determinar el costo del terreno se realizaron encuestas a la población y se empleó una metodología internacional para dividir al cantón en tres partes: valle, ceja andina y páramo.
Se tomó en cuenta varios parámetros como la existencia de servicios básicos, agua de riego y ubicación del terreno.
A criterio de Bonifaz, los más beneficiados con el incremento del valor de la tierra fueron los ganaderos porque vendieron sus tierras en los valles a las plantaciones florícolas y se ubicaron en los páramos.