que se les hace a las personas acusadas de corrupción ?​

Respuestas

Respuesta dada por: jovitarosas845
0

Respuesta:

  1. llevarlas al doc
  2. losbusque

edulfobalbuena123: En realidad se les lleva un juicio/corte y le dan una condena según lo que pase
Respuesta dada por: rojasdavalosahily
2

Respuesta:

La corrupción es una enfermedad hereditaria, autoinmune, de cualquier sistema político donde

los seres humanos son sus operadores. No reconoce fronteras de

ningún tipo, ya sean ideológicas, de color político, incluso de niveles de fortaleza institucional.

En años recientes, escándalos de corrupción en todo el continente han asomado el problema más a la superficie, dando la

impresión de que el fenómeno es nuevo, o más pronunciado en

contextos democráticos. Esto no puede estar más alejado de la

realidad. La enfermedad de la corrupción, que destruye las partes sanas y bien intencionadas de la política, ha sido implacable y

omnipresente en la historia, especialmente cuando se ha pretendido ignorarla.

No es debido a la democracia, sino gracias a ella, que el problema se ventila hoy con mayor franqueza y nos obliga a encararlo.

Lo que hay que combatir es la enfermedad, no el sistema.

Cuando juzgamos a la corrupción, como se hace hoy en buena parte de nuestros países, el cuadro deja de ser tan pesimista.

La intención aquí es ser realista. Se precisa de realismo respecto

al problema de la corrupción para siquiera intentar abordarlo. Es

necesario partir de una premisa esencial, cuya lógica robo del premio nobel de literatura, John Steinbeck: “No es que la cosa mala

gane —nunca ganará— pero es que no muere”. La corrupción no

se puede destruir completamente. No hay país en el mundo que  

Luis Almagro

tenga corrupción cero. Unos tienen más, otros menos. Pero debemos ganarle. Y debemos ganarle en clave de democracia.

La primera buena noticia, como señalé, es que la estamos enfrentando en todo el continente y se ha demostrado que aunque

la corrupción quizás nunca morirá, se puede acorralar, se le puede ganar y es posible lograr los cambios culturales necesarios.

Para ganarle se necesita entender las causas y nuevas expresiones de la corrupción en democracia, especialmente en democracias jóvenes como las latinoamericanas. Existen todas las

razones para necesitar imponernos a la corrupción. Muchos hacen referencia al argumento ético, de que el abuso de poder y la

impunidad son inmorales —lo cual es cierto—. Es obvio: quien

ostente un cargo público no debe robar de los impuestos de la

gente ni usar influencias para fines personales. Los que buscan el

servicio público deben entender de una vez por todas que la política no es una carrera para hacer dinero. Si quieren hacer dinero

debemos empujarlos hacia oficios diferentes. Otros han cuantificado el costo económico y costo de la oportunidad de la corrupción, en detrimento de mayor nivel de desarrollo económico y

social. También una reflexión acertada.

En lo que hace a la conexión entre corrupción y derechos humanos, se han analizado al menos dos perspectivas diferentes. Por

un lado, se estudia si la corrupción en sí, en tanto acción llevada a

cabo por funcionarios públicos, implica una violación a los derechos humanos. Indudable y esencialmente lo es, en tanto lesiona

los principios básicos de una democracia de igualdad de oportunidades para los ciudadanos. Solo accede a derechos quien puede

comprarlos. También colide con el interés público, al originarse en

la superposición de interés público y privado de los responsables.

Es la segunda perspectiva, que claramente es consecuencia de

la primera, la que más nos preocupa. Esto es, cuando la corrupción llega a extremos de debilitamiento institucional que conllevan a la consolidación de la impunidad. Cuando ello ocurre, las

garantías del derecho desaparecen por completo. Los derechos

se relativizan, haciendo tambalear o desnaturalizando por completo el Estado de derecho. El espacio de denuncia de la sociedad

civil se reduce a una expresión mínima cuando los contrapesos

Explicación:

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