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Expertos, opiniones, independencia y equivocaciones
Podemos definir a un experto (o perito) como una persona o entidad con reconocimiento como fuente fiable sobre un tema, y con capacidad para juzgar o decidir de forma correcta y justa en una materia específica. Este reconocimiento no se adquiere mediante ningún título oficial, sino que viene determinado por el público y la opinión de otros expertos.
Un experto debe tener un conocimiento más amplio que una persona común, y una aptitud técnica en un área determinada del conocimiento. Los expertos son requeridos para dar consejo u opinión sobre el tema de su especialización.
Debemos diferenciar entre entre expertos (o peritos) científicos y especialistas.
Un científico controla el conocimiento de una materia determinada (a esto lo llamamos especialización) y se encuentra al servicio de su conocimiento. El experto es un maestro del conocimiento que, además, tiene en cuenta su propia experiencia y lo aprendido de modo no normalizado. El experto es así, portador de su conocimiento.
A diferencia del especialista, se espera del experto que se exprese y tome partido. Además de la calidad del especialista, el experto se define pues como la persona capaz emitir un juicio sobre un tema.
El experto, por tanto, engloba al científico y al especialista, puesto que combina una competencia abierta y una aptitud a comunicar sobre su tema.
Las cualidades con las que tiene que contar un experto son las siguientes:
– Poseer un conocimiento similar al del científico y el especialista.
– Tener la capacidad de expresar juicios en base a su experiencia y conocimientos.
– Comunicar y debatir sobre sus conocimientos y opiniones.
– Actuar de modo independiente, es decir, no verse influido por elementos externos.
¿Puede equivocarse un experto? La historia nos deja claro que sí. Lógicamente, nadie es infalible y puede tener una opinión equivocada que puede basarse en un conocimiento científico erróneo.
No podemos esperar una certeza absoluta en la opinión de un experto, pero es deseable la humildad para reconocer un error y la independencia de opinión.
Resumo a continuación el apartado titulado Expertos y equivocaciones del libro “Excusas para no pensar” (Eduardo Punset) por lo interesante del tema:
“Cuando los supuestos expertos se equivocan –esto también puede ocurrir en estamentos muy profesionalizados- se sienten amenazados en su propia identidad y en el reconocimiento por los demás de la valía de esta identidad.
El psicólogo social Leon Festinger explicó hace más de cincuenta años que la disonancia es lo que sentimos cuando dos actitudes, o una creencia y una conducta, entran en conflicto. Por ejemplo, cuando uno fuma aunque sabe que puede matarle; o cuando uno hace una predicción fatalista y luego se da cuenta que no ha pasado nada.
Esta teoría de la disonancia anticipa muy bien que cuanto más confiados y famosos son los expertos…menos probabilidades existen de que admitan errores en su conducta.
Desde la teoría de Festinger, más de tres mil experimentos de psicología cognitiva y social han confirmado el mecanismo de disonancia cognitiva e incluso la han localizado en el cerebro. Los seres humanos están predispuestos a prestar atención a la información que confirma sus creencias y a ignorar y minimizar la información que refuta lo que creen: nuestras mentes están diseñadas para la consonancia.
…Acepten -por favor- el resultado de lo que la ciencia está mostrando en este campo: cuanto mas famosos y confiados son los expertos a título personal o institucional, menos posibilidades existen de que admitan errores en su conducta ¡Escúchenlos¡ pero recurran a instancias independientes a la hora de tomar decisiones.”
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