Hola... necesito un CUENTO FANTASTICO INVENTADO... Y QUE sea de una carilla por favor es urgente
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y cielo se quedo sola ,pasaron meses y se encontró con una niña llamada jimena y yamilet ,ellas eran buenas con cielo y se hicieron mejores amigas,nicol ,odalys y luz se pusieron tristes al saber que cielo era mejor amiga de ellas ,pero cielo hablo con odalys y luz,repararon las cosas entre ellas y todo salio bien
colorín colorado esta historia se ha acabado .(historia en hechos reales) espero q te guste
Respuesta: El chico que fue a buscar al Viento del Norte
Érase una vez un muchacho bueno y trabajador que cada semana se encargaba de ir al mercado para que no tuviera que hacerlo su querida madre.
Un día que regresaba a casa con las bolsas llenas, el Viento del Norte empezó a soplar con tanta fuerza que todos los alimentos salieron volando y fueron a parar a no se sabe dónde.
Al verse con las manos vacías se enfadó muchísimo y tomó una decisión: ir a casa del Viento del Norte para mostrarle su indignación y pedirle que le devolviera la comida que había comprado.
La casa estaba lejísimos y tardó mucho en llegar, pero el viento le recibió con los brazos abiertos y una sonrisa afable.
– Dime ¿qué deseas de mí? Has caminado durante horas así que imagino que será algo realmente importante.
El viento se sintió un poco avergonzado.
– Lo siento, tienes razón… ¡A veces me cuesta controlar la fuerza! Te prometo que yo no tengo tu comida y me es imposible devolvértela, pero para compensarte te regalo este mantel blanco.
– ¿Un mantel? ¡Pero si los manteles no se comen!
– ¡Ja, ja, ja! Tranquilo, es un mantel mágico; cuando quieras comer solo tienes que decirle: “Mantel, sírveme ricos manjares que estoy hambriento” ¡Te aseguro que es muy obediente!
El chico aceptó las disculpas y se fue con el mantel bajo el brazo.
El palo cobró vida repentinamente y comenzó a darle golpes en las piernas al posadero, que huyó despavorido por las escaleras. De nada le sirvió, porque el bastón le persiguió sin piedad.
– ¡Ay, ay, qué dolor! ¡Por favor dile que pare, me está destrozando los huesos!
– ¡Se lo diré si me devuelves el mantel y el carnero, ladrón de pacotilla!
– ¡Ay sí, sí! ¡Tienes mi palabra!
El joven vociferó:
– ¡Para, bastón!
El palo regresó a su mano derecha como si fuera un halcón amaestrado y el posadero, muy a regañadientes, entregó el mantel y el carnero a su verdadero dueño.
El muchacho regresó a su casa feliz y no con uno sino con tres valiosísimos regalos: un mantel para tener deliciosa comida en cualquier momento, un carnero que le daría monedas de oro cuando se las pidiera y un bastón de armas tomar que le defendería el resto de su vida.
A partir de ese día, él y su madre fueron muy dichosos gracias al generoso viento del Norte que, aunque a veces soplaba con demasiada fuerza, sabía cómo disculparse y compensar sus meteduras de pata.
Explicación: