• Asignatura: Religión
  • Autor: Anónimo
  • hace 1 año

sacar las ideas principales de la Biblia éxodo CAP 16 1-8
Busca en la biblia el texto de “el agua salida de la piedra” (Éxodo 17,1-7) realiza la lectura y luego

dibuja en el cuaderno los siguientes lugares del desierto: Elim, Sin, Refidim, Masá, Meríba y la roca

donde sentaron a Moisés.
ayudas lo necesito hoy doy corona al que responda todo​

Respuestas

Respuesta dada por: anaqnw
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Respuesta:

bemos confundir el desierto de Sin con el desierto de Zin, que también aparece en el Antiguo Testamento.

Viajar por jornadas les daría a los israelitas tiempo para descansar y refrescarse. En cada parada necesitarían una fuente de agua significante, ya que la gente y los animales requieren grandes cantidades de agua cada día – demasiada para cargar.

“y asentaron el campo en Rephidim: y no había agua para que el pueblo bebiese” (v. 1b). Rephidim es el último lugar para acampar antes de llegar al monte de Sinaí, entonces el monte debe estar cerca. Se han sugerido varios lugares para ambos sitios pero su ubicación es incierta.

En Mara, el agua estaba amarga (15:23). En Rephidim, no hay agua. Este es un problema muy serio. La gente y los animales necesitan grades cantidades de agua y no pueden sobrevivir mucho tiempo sin ella. Por lo tanto se trata de vida o muerte.

“Y altercó (rib) el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua que bebamos” (v. 2a). La palabra rib, a veces se traduce como “suplicar” o “esforzarse” o “enfrentarse” o “reprender” o “debatir.” A menudo se usa en sentido legal para describir una queja formal. En este caso, la gente presenta su queja ante Moisés, exigiendo que les de agua para beber. Salmo 95:8 lo describe como el endurecer de sus corazones (igual que se endureció el corazón de Faraón).

En versículo 7, la palabra rib se incorpora a la palabra Meribah.

“Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis á Jehová?” (v. 2b). Moisés, sin embargo, les hace ver que su queja no es contra él, sino contra Yahvé. Moisés es solo el siervo de Yahvé, y ha hecho lo que Yahvé le ha pedido.

“Así que el pueblo tuvo allí sed de agua, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed á nosotros, y á nuestros hijos y á nuestros ganados?” (v. 3). Para nosotros es fácil criticarles, ya que raras veces hemos sentido lo que es tener sed de verdad y nunca nos hemos visto en peligro de muerte por la falta de agua. Además de nunca haber estado en su situación, los últimos capítulos nos han recordado que Yahvé les salvó una y otra vez en situaciones desesperantes. Deberían entender que ahora Yahvé lo hará de nuevo – pero no lo hacen. Si nuestras bocas estuvieran secas y nuestros hijos clamaran por un poco de agua, también nosotros nos podríamos olvidar de la providencia de Dios.

Pero tenemos que equilibrar estas preocupaciones con el hecho de que Yahvé ha salvado a los israelitas – no una vez ni dos, sino múltiples veces. Tienen causa para temer – pero también tienen razón para tener fe.

Esta gente le acusa a Moisés de haberla sacado de Egipto para matarla. Quizá cuestionen sus motivos tanto como su liderazgo. Moisés, como agente de Dios, les ha traído la salvación de Yahvé una y otra vez. Sin embargo, cuando están sufriendo, pierden la fe en que Dios les salve de nuevo.

ÉXODO 17:4-7. HERIRÁS LA PEÑA

4Entonces clamó Moisés á Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? de aquí á un poco me apedrearán. 5Y Jehová dijo á Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara, con que heriste el río, y ve: 6He aquí que yo estoy delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y herirás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. 7Y llamó el nombre de aquel lugar Massah (hebreo: massa) y Meribah (hebreo: meriba), por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron á Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, ó no?

“Entonces clamó Moisés á Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? de aquí á un poco me apedrearán” (v. 4). Como suele hacer en momentos de crisis, Moisés recurre a Yahvé para que le ayude. Pregunta qué es lo que debe hacer, porque teme que la gente le apedree. Apedrear es tirarle piedras al culpable hasta que muera.

Tenemos que recordar que esto es antes de haberse entregado la ley judía, pero este pasaje se habría documentado después de entregarse la ley. La ley prescribe el apedrear como castigo por varias ofensas capitales, como la idolatría y la blasfemia. Si Moisés fuera culpable de causar la muerte de estas personas intencionalmente, apedrearle parecería un castigo apropiado. Sin embargo, ése no es el caso. Moisés simplemente está cumpliendo las órdenes de Yahvé.

“Y Jehová dijo á Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara, con que heriste el río, y ve” (v. 5). En una situación peligrosa, nuestra inclinación natural es luchar o huir. Yahvé le dice a Moisés que no haga ninguno de los dos. Ha de ponerse ante ellos y reafirmar su estatus como su líder. Ha de llevarse a los ancianos con él, tanto para confirmar su liderazgo como para testificar el milagro que está a punto de ocurrir. Ha de tomar la vara que Yahvé les ha dado a él y a Aarón para usarla de maneras milagrosas (4:1-6; 7:10-12; 8:5-7, 16-17; 9:23; 10:13; 14:15-31).

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