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Respuesta: En este artículo se analiza la evolución del empleo en los primeros años del Siglo XXI en el conjunto más urbanizado de México. Se toma en cuenta la proliferación de diferentes estrategias de supervivencia entre la población, como la actividad informal, que aumenta la vulnerabilidad de los trabajadores, especialmente de las mujeres. Se encontró que las diferencias en participación masculina están marcadas fundamentalmente por la edad; en cambio, entre las mujeres también cuenta su estado civil, su posición en el hogar, el número de hijos que tenga y su escolaridad. Se observó en la estructura ocupacional una reducción en los grandes grupos de ocupaciones productivas que representaban experiencia acumulada. Estos cambios van acompañados del aumento generalizado de la informalidad, no obstante el esfuerzo demostrado por hombres y mujeres que han alcanzado más años de escolaridad.
Palabras clave: mercado laboral, economía informal, empleo, perfil laboral, México.
Explicación: ahí está espero ayudarte me das coronita por favor
Al consolidarse la economía capitalista, se quiebra la unidad económica familiar campesina y se establecen dos ámbitos de acción, el público y el privado, que propicia la división sexual del trabajo, con connotaciones diferentes a la que tenía la división sexual del trabajo ya existente.
Cuando las tareas domésticas y productivas se realizaban en el mismo espacio o mundo doméstico, la división sexual del trabajo entre marido-mujer, hermanos varones y hermanas, no se percibía como una desigualdad, ni se desvalorizaban las tareas domésticas. Todas las tareas dentro de la unidad económica familiar apuntaban al sostenimiento y reproducción de la familia..
Antoine Prost sostiene que la primera forma de ganancia en esta economía de subsistencia era la ausencia de gasto y las amas de casa eran quienes ahorraban, para luego gastar en otras cosas o invertir en la explotación familiar. Así como el hombre participaba del trabajo de la casa haciendo arreglos, muebles y utensilios.
Al definirse estos dos espacios, público y privado y monetarizarse más la economía, el trabajo asalariado del hombre, el que gana el dinero, adquiere mayor importancia que el trabajo no remunerado de la mujer, aunque evite gastar. La relación entre ambos cónyuges se desnivela, pasando el hombre a tener un poder diferente sobre la mujer, ya no asentado en la tradición y en las costumbres de los estereotipos femenino y masculino, sino más ligado a una identificación con la jerarquía en la fábrica.
La acumulación del período de expansión capitalista del siglo XX requirió la participación de la mujer en el trabajo fabril. Dora Barrancos dice que, antes de la segunda revolución industrial aparece una problematización de la condición femenina, que la involucraba como trabajadora.
Por qué antes el trabajo de la mujer no era un problema y luego lo fue? Porque salió del ámbito familiar, del hogar, para incluirse en el ámbito público y en el trabajo asalariado a través de su incorporación a las fábricas. Por qué esto a su vez fue un problema?, es algo que intentaré aclarar y también hipotetizar en el transcurso del presente trabajo.
La división del trabajo según el sexo se va a dar en función de una supuesta condición femenina biológica, que le otorgaría habilidades para realizar tareas que serían una prolongación de las que realizaba en el ámbito hogareño. La identidad femenina predispondría a la mujer para la realización de tareas diferentes a las de los hombres. Del mismo modo, los hombres quedarían vinculados a tareas de fuerza, en contacto con el mundo externo, asumiendo el rol de proveedor económico que garantiza la subsistencia de los integrantes de la familia.
El concepto de "condición femenina" siempre me produjo resistencia. Porque la condición tiende a fijar, estereotipa, está predeterminada, tiene una connotación biológica y lo que he ido observando a lo largo de mi práctica profesional, de mi vida y de lo que he leído, ha sido una evolución de esta llamada condición femenina. Por tanto, el concepto de lo femenino así como de lo masculino son construcciones histórico-sociales y culturales, sujetas a cambios, aunque lentos.
Volviendo a principios del siglo XX, la mujer comienza a pasar de un trabajo a domicilio, aunque fuera para otros como el caso de las costureras, lavanderas, planchadoras, que no separaba al hogar del lugar de trabajo, a una actividad fabril y con salario. Mirta Lobato en "lenguaje laboral y de género en el trabajo industrial" nos dice que la historia laboral en la industria es poco conocida porque predominan dos imágenes: la de las mujeres que se dedicaban a las tareas domésticas garantizando la reproducción familiar y la de las mujeres que recibían un salario por las tareas que realizaban en su propio domicilio. Pero que sin embargo desde fines del siglo XIX, hombres y mujeres se incorporaron al trabajo fabril con significados y consecuencias distintas.
Lo que en esa época parecíó no advertirse, fue que las mujeres que se incorporaron al trabajo fabril, seguían garantizando la reproducción familiar. El peso de las tareas domésticas, la administración de la casa y la crianza de los hijos, continuó bajo la órbita femenina. No hubo sustitución de una función por otra, sino una doble función. Las consecuencias para las mujeres en términos de salud, libertad y desarrollo laboral, han sido muy importantes, negativas y sentidas hasta en la actualidad.