Respuestas
JACINTA
Manuel Vargas Severiche
En los últimos tiempos casi nadie las había visto salir. Jacinta consumía sus años entre la cocina y la oscura habitación donde descansaba su madre. Muchos las criticaban por haberse encerrado y alejado como si ya no fueran del pueblo. Pero más hablaban de la joven, tan callada, tan hermosa, la hembra que no sería para nadie.
Una tarde lluviosa, un vaquero llegó a Tierras Amarillas en busca de trabajo y fue a parar a la tranca de esa casa que parecía abandonada. Llamó una y otra vez, cuando estaba por retirarse vio que al fin alguien abría la puerta, sin animarse a salir al corredor. Sujetando las riendas de
su caballo, siguió llamando. La mujer espiaba al hombre de poncho rojo y alforja, pareció volver la cabeza como si consultara en la oscuridad, miró otra vez al hombre y le hizo señas para que esperara.
La puerta se abrió al fin cuando dejó de llover; el vaquero entró al patio y una voz cantarina dijo: –¿por qué no entraba si tanto lo estaba llamando?
– Disculpe usté, señorita –repuso él como si le hubieran dado un golpe en la cara–. La tormenta no me dejó escuchar. Yo pensé que antes usté le preguntaba a su mamita.
Respuesta:
y la lluvia no me dwjo escuchar