escribe una historia de dos páginas sobre las tres religiones monoteístas judaísmo cristianismo e islam
Doy Corona ayuda plis
Respuestas
Respuesta:
El devenir religioso de la humanidad ha estado siempre acompañado por la
gnosis que, pretendiendo responder a los mismos interrogantes existenciales a
los que responden las religiones, lo hace, sin embargo desde un talante más filo-
sófico que éstas, aunque con idéntica pretensión salvífica2. Y la tesis de la gnosis
a propósito de las diferentes religiones consiste en afirmar que cada religión es
como un rayo luminoso de un determinado color: el hombre religioso, que no
ha accedido al conocimiento intelectual, afirmará convencido que la luz es de
ese color. En cambio, el hombre que ha alcanzado el conocimiento intelectual
(el “gnóstico”), utilizará ese dogma, esa religión, para remontarse a la esencia
incolora de la luz: la verdad interna de todo dogma –de toda religión– es de
orden universal, y libera del límite del dogma. El hombre con una verdadera
madurez espiritual (el “gnóstico”) puede vivir cualquiera de las religiones por-
que las supera todas, llegando a la verdad universal común a todas ellas3. En el
fondo, para la gnosis, todas las religiones dicen lo mismo, aunque presentándolo
de distinta manera. Según la tesis gnóstica, cabría esperar que las tres grandes
religiones monoteístas, el judaísmo, el cristianismo y el islam, que todas ellas
coinciden en la concepción monoteísta de Dios y que poseen también un fuerte
1 Ultima Lectio proferida el día 26 de enero de 2018, en el contexto del acto académico con
motivo de la fiesta de Santo Tomás de Aquino, celebrada en el Instituto Teológico San Fulgencio.
La manifestación del Dios personal al hombre le hace darse cuenta de que
el principio hipostático es la forma de existencia de lo Absoluto y de lo Eterno,
de que la persona no es una dimensión limitativa sino que es Aquel que vive
realmente, el que dice de sí mismo: “Yo Soy” (Jn 8,58). Fuera de esta dimen-
sión del Dios hipostático nada existe ni puede existir. Por esta razón la oración
cristiana no es una búsqueda orientada hacia una Esencia trans-personal, sino
un “cara a cara” entre el hombre y Dios5.
Las grandes religiones orientales, en cambio, piensan a Dios cosmológica-
mente, como el fondo infinito sobre el cual emerge, en primer plano, el universo
finito. Dios y el universo no son dos realidades diversas, sino que constituyen
una única realidad, aunque el fondo (Dios) no es el primer plano (el universo)6.
La analogía de cuerpo y alma puede describir la relación entre el mundo (que
sería el cuerpo) y Dios (que sería el alma). El cuerpo sin el alma ya no es el
cuerpo, sino un cadáver; igualmente sería el mundo sin Dios. El cuerpo se
distingue del alma, como también el universo se distingue del Absoluto (Brah-
mán). El cuerpo puede ser percibido de una manera objetiva, mientras que el
alma no puede ser objetivada, sino que sólo se percibe en el cuerpo que anima:
lo mismo ocurre con el universo y Dios. Del mismo modo que el cuerpo es el
símbolo del alma, así también el universo es el símbolo del Altísimo, el “cuer-
po” de Dios; y así como el símbolo no coincide con lo simbolizado, tampoco el
cosmos coincide con Dios7. No se trataría por lo tanto de un panteísmo (“todo
es Dios”), sino más bien de un panenteísmo (“todo está, todo existe, en Dios”),
que en vez de desembocar en el Dios personal desemboca en lo que R. Otto ha
llamado “teopanteísmo”, es decir, la afirmación de que “Dios es todo”, de que
él es la única realidad8.
Y aquí es donde se manifiesta una profunda diferencia entre la concepción
impersonal de Dios y la personal. Pues las religiones orientales consideran la
infinitud y la eternidad de Dios como aspectos de la misma esencia divina, que
“aprisionan” a Dios en la necesidad del modo de existir divino así descrito.
En la concepción hipostática de Dios propia del monoteísmo, la infinitud y la
eternidad divinas se conciben como atributos suyos, es decir, “lugares” meta-
físicos de la presencia de Dios, que son transcendentes, necesarios y absolutos