desde la biblia se puede defender el machismo y el feminismo, en los que se menosprecia a la mujer y al hombre respectivamente?
Respuestas
Respuesta:
espero haberte ayudado
Explicación:
la mujer y la ciudadana y la presentó a la Asamblea Nacional Francesa.2
Por
esta obra fue condenada a morir en la guillotina.
Hacia finales del siglo XIX el feminismo continuó en la lucha por el
reconocimiento de sus derechos civiles, en concreto, el derecho al voto. Al
mismo tiempo se fortalecían los movimientos antifeministas y surgía así la
oposición naturaleza-cultura que nos acompaña hasta el día de hoy al tratar
este tema.
¿En qué consiste esa oposición naturaleza-cultura? Al argumentar la
diferencia entre el hombre y la mujer unos se refieren a una diferencia de
origen natural: por tanto, los roles de la mujer y del varón vienen determinados
por lo biológico y se justifica así la diferencia jerárquica entre ellos. Para
otros, la diferencia es de tipo cultural: hemos sido educados en determinados
roles que por ser culturales, pueden ser modificables. Esta misma oposición
se ha manejado bajo los términos sexo-género.
Al hablar de sexo se hace referencia a lo biológico, o a las características anatómicas que permiten una diferenciación sexual del hombre o
mujer. Género es un concepto, una categoría que alude a los significados
dados, atribuidos y esperados por cada sociedad, en los aspectos ideológico
y de comportamiento, a cada uno de los sexos. Ello incluye las actitudes,
valores y expectativas sobre la feminidad y la masculinidad.3
Hacia 1920 el derecho al voto fue reconocido por muchos países occidentales.4
A finales de los años setenta las mujeres lograron la aprobación
de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer, en las Naciones Unidas. Con ella, en los diferentes países,
se empezaron a establecer oficinas de promoción de la mujer y a favorecer
políticas para darles mayor participación
A partir de los años setenta se especificaron principalmente dos corrientes dentro del feminismo, aunque ambas con diferentes matices en su
interior: el feminismo de la diferencia y el feminismo de la igualdad. El
primero parte de la idea de la “esencia” femenina diferente del hombre. Ahí
la mujer se siente llamada a aportar lo que es esencialmente suyo: la ternura, el cuidado, la cotidianidad, la corporeidad, etc. El segundo es más
reivindicativo en el sentido de luchar por la igualdad de oportunidades y
derechos entre los hombres y las mujeres. En nuestra realidad colombiana
se pueden identificar estas corrientes, que comparten, muchas veces, argumentos de lado y lado.
Actualmente, la mayoría de corrientes feministas ha incorporado la
categoría de género en sus estudios. Ésta ayuda a reconocer el sistema
patriarcal que ha atribuido roles determinados a los hombres y a las mujeres
e invita a pensar en la construcción de nuevas identidades femeninas y
masculinas. No es posible seguir reservando para los hombres el poder, la
fuerza, la actividad pública, la permisividad sexual, la inteligencia, la
capacidad de realizar proyectos. Así mismo, a la mujer no tiene por qué
limitársela al espacio privado, a las labores domésticas, a la sumisión, al
ámbito de los sentimientos. El hombre tiene derecho a la ternura y la mujer
tiene derecho a la racionalidad, por mencionar un ejemplo.