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el pensamiento cambia, al igual que las costumbres, uno empieza a cuestionarse si lo que le hacen está bien o simplemente acatan a las órdenes
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El problema de la voluntad libre no es si existe o no, sino en qué consiste. Según una opinión popular, la voluntad libre consiste en poder hacer lo que uno quiere. Por ejemplo, puedo ahora, si quiero, alzar mi mano. En relación con esa opinión cabe hacer dos observaciones. Primero: que la acción depende de mi voluntad no es libertad de voluntad, sino de acción. Segundo: recientemente se ha mostrado en la fisiología cerebral que cada vez que uno quiere mover su mano, este acto de la voluntad es anticipado una fracción de segundo por un movimiento en el cerebro. Pero aún si eso no fuera así, tendríamos que suponer que el acto de la voluntad está determinado por antecedentes sicológicos, ya que la alternativa sería que la persona produce el acto de voluntad mágicamente desde la nada.
El problema que ha preocupado la tradición filosófica no ha sido el que se puede ejemplificar con el movimiento de una mano, sino el problema de la responsabilidad. ¿Cómo entender que nos podemos responsabilizar y reprochar recíprocamente, como también cada uno a sí mismo? Una tal responsabilización implica que la persona puede controlar lo que ella quiere. Depende del querer de la persona cuáles de sus deseos han de ser efectivos. Es aquí donde tiene sentido hablar no sólo de libertad de acción, sino de libertad de voluntad. Depende de mí si me decido a actuar según un querer o según otro. El querer de la persona misma es un querer de segundo nivel, un querer reflexivo, cuyo objeto son los deseos y quereres que uno encuentra en sí. Esto obviamente es un fenómeno específicamente humano. También en el caso de los animales se puede hablar de libertad de acción, pero no consideramos los animales como responsables, aunque también pueden mover sus patas cuando quieren.
El problema de la voluntad libre no es entonces un problema que concierne a la voluntad en general, sino específicamente a esta capacidad humana de una voluntad reflexiva que está implicada cuando se dice “depende de mí”. Esto ha sido claramente visto en la tradición filosófica. Aristóteles hizo la distinción entre un querer sensitivo y un querer racional. El querer sensitivo es un querer simple, un querer que es simplemente un hecho de la conciencia. El querer racional es el querer que está basado en deliberaciones. Cuando deliberamos preguntamos por razones. Esta capacidad de deliberación es vista por Aristóteles como lo que distingue a loshombres de los animales. Al mismo tiempo Aristóteles vincula esta capacidad con el hecho de tener conciencia del futuro: si los humanos no se refiriesen explícitamente a fines y a su vida futura, tendrían poca ocasión de deliberar. En Kant encontramos una caracterización de la libertad humana en contraste con la voluntad de los brutos muy similar a la de Aristóteles. Para John Locke el concepto central en esbuenos.