Respuestas
Explicación:
lugar a dudas, Julio Sosa fue el último cantor de tango que convocó multitudes. Y en ello, poco importó que casi la mitad de su repertorio fuera idéntico al de Carlos Gardel, aunque también es cierto que interpretó algunos títulos contemporáneos. Como dice el investigador Maximiliano Palombo, «fue una de las voces más importantes que tuvo el tango en la segunda mitad de los años cincuenta y principios de los sesenta, época en que la música porteña pasaba por un momento no demasiado feliz».
Posteriormente, dada su temprana muerte, se intentó repetir con él el mito Gardel, pero Sosa no era Gardel la extroversión y la carencia de ternura de su voz lo alejaban del paradigma del cantor de tangos. Por otra parte, al perderse su imagen, desaparecieron sus condiciones actorales, tan unidas al sentido de lo que cantaba.
De todas maneras, quedó su recuerdo, sobre todo en la generación que lo vio surgir y en las posteriores, como una de las más reconocibles e insoslayables figuras de la historia del tango.
Con el nombre de Julio María Sosa Venturini, nació en la localidad de Las Piedras, departamento de Canelones, Uruguay, el 2 de febrero de 1926, en el matrimonio formado por Luciano Sosa, peón rural, y Ana María Venturini, lavandera.
Apenas terminados los estudios primarios, la pobreza lo llevó a enfrentar la vida con cualquier conchabo que se le presentara. De ese modo, ejerció las más diversas ocupaciones: ayudante de mercachifle, vendedor ambulante de bizcochos, podador municipal de árboles, lavador de vagones, repartidor de farmacia, marinero de segunda en la aviación naval...
Pero sus ambiciones eran otras. Y tras esas ambiciones, intervenía en cuanto concurso de cantores se le pusiera a tiro. También apareció el amor, que lo condujo al altar con sólo dieciséis años; dos más tarde, se separó de aquella muchacha, llamada Aída Acosta
Explicación:
fue el último cantor de tango que convocó multitudes