Respuestas
Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ´Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.´Y él respondió: ´No quiero´, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ´Voy, Señor´, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en Él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en Él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en Él.
-Mateo 21, 28-32
Parábola del buen samaritano
Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle:
Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: ¿Qué
está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus
fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo:
Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo
justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y
cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se
fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por
aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando
cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que
iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y
poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día
al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo:
Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en
manos de los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él.
Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
-San Lucas, 10: 25-37