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CAPÍTULO 7
AVISTAMIENTOS
Avanzábamos hacia un mar lejano, al que llegamos en segundos, lo cruzamos y aparecieron unas islas,
bajamos sobre la ciudad de Tokio. Yo creí que iba a encontrar casas con techos con las puntas hacia arriba,
pero lo que más abundaba eran rascacielos, avenidas modernas, parques, automóviles.
-Estamos siendo avistados -dijo Ami, señalando la luz del tablero encendida.
En la calle, la gente comenzaba a arremolinarse, nos indicaban con la mano. Nuevamente se encendieron las
luces exteriores de variados colores. Estábamos bastante alto, permanecimos unos dos minutos allí.
-Otro avistamiento --dijo Ami, observando los signos que aparecían en la pantalla-. Vamos a ser trasladados.
Súbitamente, la luz del día se apagó: Sólo quedaron las estrellas centelleando tras los vidrios.
Abajo no se veía gran cosa, una pequeña ciudad muy lejana, unas pocas luces, un camino por el cual venía un
automóvil.
Fui hacia la pantalla que estaba frente a Ami. Allí aparecía todo el panorama perfectamente iluminado. Lo que
a simple vista no se distinguía, debido a la oscuridad, en el monitor era perfectamente claro; así noté que el
automóvil tenía color verde y que en él venía una pareja.
Estábamos a unos veinte metros de altura, éramos visibles, según el tablero.
Decidí en lo sucesivo aprovechar esa pantalla. Era más nítida que la misma realidad.